«El vapor Saturno, que venía de la capital vecina (Buenos Aires) navegaba tranquilo por el centro del canal con más de 20 pies de agua cuando de pronto se detuvo como si tocara el fondo. El capitán hizo echar la sonda pero se encontró con que el barco, movido por una fuerza oculta, zarpaba por sí mismo de la varadura y seguía su camino».
Con esas palabras el diario La Lucha, de Colonia del Sacramento, contaba dos días después de aquel 5 de junio de 1888 lo que había sucedido en medio de la madrugada en esa inmensa río marrón que separa a ambas ciudades.
Fue entre el frío y aguas que se transformaron en marejada durante 50 segundos. La historia ya le puso título: fue «El terremoto del Río de la Plata», con una intensidad de 5,5 en la escala Richter. Y para la ciencia es un fenómeno que podría repetirse en cualquier momento porque debajo del lecho del río se esconde un secreto geológico que puede propiciarlo, publica Clarín.
El 5 de junio de 1888 ocurrió el llamado «Terremoto del Río de la Plata». El sismo provocó daños e incluso un tsunami en puntos de la costa, tanto en Argentina como en Uruguay, aunque no hubo registro de víctimas ni de grandes daños por la escasa edificación urbana.
Los datos técnicos indicarán que aquella madrugada el temblor se produjo a unos 30 kilómetros de profundidad del lecho del río. Fue veinte minutos después de la medianoche, con réplicas a las 3.12 AM (la más fuerte y larga) y 5.10 AM. Su epicentro se ubicó 15 kilómetros al Sur de Colonia del Sacramento y 41 kilómetros al este de Buenos Aires.
Leda Sánchez, directora del Observatorio Geofísico del Uruguay, entrevistada por Clarín dice que «un evento de similares características puede volver a ocurrir y podría ser un desastre básicamente por la casi total falta de infraestructura que hay en ambas orillas del río. «En Montevideo no hay edificios ni estructuras antisísmicas», indica. En Buenos Aires son contados con los dedos de la mano.»
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