Por Concepción M. Moreno
Quince meses han transcurrido ya desde que el 13 de marzo de 2020 el Ejecutivo de Uruguay anunciase la detección de los primeros casos de covid-19. Tras casi un año en el que el país ofreció una gestión modélica, los números empezaron a crecer y, desde abril pasado, a dispararse hasta los casi 5.000 muertos actuales y un país teñido de rojo (excepto Rivera), según el índice de Harvard.
Por el lado contrario, un rápido proceso de vacunación -que ha llevado a que un 33 % de los 3,5 millones de habitantes del país ya esté inmunizado- invita al optimismo al Gobierno de Luis Lacalle Pou, que se negó desde la declaración de emergencia sanitaria a cualquier tipo de confinamiento o cuarentena obligatoria.
Con 336.470 casos totales -34.659 de ellos activos-, 4.956 personas fallecidas y un 75,7 % de ocupación de los centros de terapia intensiva (CTI), la vida en Uruguay apenas se ve alterada en lo cotidiano más que en el sector público -donde rige el teletrabajo desde marzo pasado-, en la cultura y en el turismo internacional.
RIVERA Y LA FRONTERA CONFLICTIVA
El departamento de Rivera fue, desde el comienzo de la crisis, un foco problemático para las autoridades por su situación fronteriza con Brasil y la particularidad de que su capital homónima lleva vida binacional con la vecina Santana do Livramento, de manera que solo una calle separa a sus ciudadanos de un país y otro.
Sin embargo, este fin de semana Rivera se ha convertido en el único departamento de los 19 de Uruguay en pasar a la zona naranja de riesgo, según el índice de Harvard, que mide el promedio de casos nuevos en los últimos 7 días cada 100.000 habitantes.
Frente al 97,45 que registra el país, Rivera contabiliza 23,29, en parte favorecido por el alto nivel de vacunación en su población: un 44,63 % ya completó el proceso de inmunización.
No obstante, otros departamentos también fronterizos aún están lejos de registrar la mejora vivida en Rivera y así, por ejemplo, Artigas marca 121,27 en el índice de Harvard; Salto y Paysandú, 141,90 y 166,47.
CASI TANTAS DOSIS COMO HABITANTES
Frente al aumento de cifras, tanto en casos activos como en muertes, Uruguay saca pecho por un avanzado proceso de vacunación, por el cual ya ha administrado casi tantas dosis de vacunas (3,25 millones) como habitantes tiene (3,5 millones).
A las 12.20 horas (15.20 GMT) de este domingo, 1.166.610 personas habían recibido las dos dosis de las vacunas estadounidense Pfizer o china Coronavac, lo que supone un 32,97 % de la población, según el monitor web desarrollado por el Ministerio de Salud Pública (MSP).
Además, 914.283 personas más fueron inoculadas con la primera dosis de Pfizer, Coronavac o la anglo-sueca AstraZeneca, que llegó a Uruguay por medio del mecanismo Covax, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y otras 107.980 ya están inscritas en la agenda para iniciar el proceso.
Uruguay se convirtió esta semana en el primer país de América Latina en vacunar a los adolescentes (12-17 años) con Pfizer como forma de acelerar la vuelta a la presencialidad en las clases en Secundaria, suspendida desde marzo.
LIBERTAD RESPONSABLE
Pese a la gravedad de los números, el país se mantiene sin cuarentena o confinamiento de ningún tipo. Sí rigen desde el 23 de marzo la suspensión de espectáculos públicos y celebraciones con aglomeraciones, la restricción horaria de bares y restaurantes hasta la medianoche y la virtualidad de las clases.
No obstante, desde mayo se desarrolló un calendario de progresiva incorporación a la presencialidad y se espera que, después de las vacaciones de julio, los liceos (Secundaria) puedan regresar, beneficiados por el programa de vacunación.
Las fronteras del país continúan cerradas a los turistas y a los no residentes -salvo permisos excepcionales por motivos económicos, diplomáticos o familiares-, por lo que la actividad turística es una de las más perjudicadas, ya que la demanda interna es insuficiente para un sector acostumbrado a recibir fundamentalmente a argentinos y brasileños.
Con la mayor parte del sector público en teletrabajo, pero el resto de empresas -salvo las mencionadas- con un rendimiento casi normal, el Ejecutivo sigue oponiéndose a medidas más restrictivas de la movilidad y defendiendo una actividad económica que ha resistido en buena medida el embate de estos quince meses de pandemia.
EFE
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