Por Concepción M. Moreno
Mario Benedetti, Carlos Gardel y Julio Sosa. Ninguno de estos tres nombres legendarios de la cultura uruguaya pudo arrebatar los galones a Cesáreo Leonardo Berisso, pionero de la aviación uruguaya que da nombre al Aeropuerto Internacional de Carrasco.
Desde 1994, un monolito ante la entrada rinde homenaje al primer hombre que voló solo en territorio uruguayo, que cruzó los Andes en varias ocasiones y que construyó un avión para asaltar el trayecto Montevideo-Nueva York… Pero poca gente lo conoce.
Distintas propuestas intentaron cambiar la denominación del aeródromo por varios referentes uruguayos, pero Berisso pudo con ellos. No obstante, un nuevo proyecto de ley amenaza su recuerdo cuando se cumplen 50 años de su fallecimiento (1887-1971), lo que ha enfurecido a historiadores y amantes de la aeronáutica.
IDEÓLOGO DE UN FUTURO
Berisso fue “uno de los propulsores de la aviación uruguaya e internacional”, explica a Efe Eduardo Mazzucchelli, miembro de número de la Academia de Historia Aeronáutica del Uruguay y asesor de la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica (Dinacia), quien no duda en calificarle como “ideólogo de un futuro”.
Ingresó a la escuela militar como alférez de artillería, pero con 26 años asistió al nacimiento y muerte de una academia de aviación, su auténtica pasión. Esta efímera existencia (3 meses) y la imposibilidad de recibir el título de «piloto aviador» le llevó a protagonizar lo que expertos, como el coronel aviador retirado Álvaro Quirós, consideran la “más recordada” de sus anécdotas.
«En un acto de rebeldía, (Juan Manuel) Boiso Lanza (otro destacado pionero) y él deciden una noche tomar un avión cada uno y escaparse y demostrar que estaban preparados para volar solos”, explica a Efe en el Museo Aeronáutico, donde artículos de Berisso son exhibidos como tesoro.
Únicamente él logró, en una fría madrugada de 1913, la hazaña de sobrevolar 29 kilómetros y aterrizar en una montevideana playa -que hoy lo recuerda con una inscripción-. Así se convirtió en el primer uruguayo en completar un vuelo solo en territorio nacional.
“Esa escapada tuvo una repercusión inmediata en los medios, la ciudad, la sociedad… porque era algo heroico. ¿Cuál era el mensaje? ¡Se puede!”, argumenta Mazzucchelli.
INTRÉPIDO Y VISIONARIO
Primer uruguayo en vuelo internacional en globo cruzando toda Argentina y protagonista de raids entre varios países -como en 1925, el más importante hasta el momento en Suramérica, sobre 4.500 kilómetros-, en 1929 se lanza a su aventura más intrépida.
Junto al mecánico Dagoberto Moll, diseña un avión enteramente construido en Uruguay para unir Montevideo y Nueva York. Con medio vuelo completado, un problema les hizo aterrizar en la selva colombiana. Los tripulantes se salvaron, la aeronave quedó destruida.
«Lo único que no estaba hecho acá era el motor. Entonces siempre dicen que lo que le falló fue el motor, que era francés», bromea Quirós.
Más allá del espíritu aventurero, sus estudiosos lo admiran por su faceta técnica, explica Mazzucchelli, quien no tiene ambages al afirmar que Berisso «diseñó el primer proyecto de estructura de la administración de la aviación civil».
Berisso eligió los terrenos para una futura instalación del aeropuerto -donde hoy se ubica, en las afueras de Montevideo- y en 1944 fue el primero en aterrizar en su pista.
LA POLÉMICA
Por todo ello, estalló la polémica cuando el Partido Colorado presentó recientemente un proyecto de ley -que ya intentó en 2017- para bautizar a la terminal de pasajeros Jorge Batlle -expresidente uruguayo entre 2000 y 2005 y fallecido en 2016-.
Según el senador Germán Coutinho, promotor del proyecto aún en estudio, esa terminal de viajeros -inaugurada en 2009- la «soñó, creó, generó, licitó, adjudicó y en todos los aspectos impulsó» Batlle.
«Tal es así que el presidente (Tabaré) Vázquez tuvo el gesto de invitarlo a Jorge en la inauguración y que cortara la cinta y que en nada va en desmedro de lo que hoy es la terminal de cargas (que seguiría recordando a Berisso)», dice a Efe el político, quien ruega que «nadie sienta que es una acción» contra el aviador.
Por su parte, Santiago Vicente, del colectivo Memorias de Pluna (la antigua aerolínea de bandera uruguaya, de la que Berisso fue presidente en 1951), expresa que su defensa «nada tiene que ver con la política».
«Batlle merece un homenaje, pero no queremos que se apague el nombre del pionero. Queremos defender a esta persona que vale la pena conocer y representa una comunidad», apunta a Efe Vicente, quien sostiene que «cada tantos años» hay un «golpe de emoción» a su memoria.
La frase que mejor resume el hecho es la que pronuncia Mazzucchelli: «Berisso fue un hombre que hizo muchísimo por la aviación, salvo hacerse conocido con los medios de hoy». Y es que, lamentablemente, pocos viajeros que pasan por el Aeropuerto Internacional de Carrasco conocen a esta gran figura de la aviación.
EFE
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