Por Dr. José Manuel Arenas Díaz
Edil Departamental del Partido Socialista – Frente Amplio
«El transporte colectivo de personas en automotores, en el Departamento de Colonia, es un servicio público que será explotado mediante el régimen de concesión y permiso (autorización).» Así comienza nuestra ordenanza de transporte colectivo departamental de pasajeros aprobada originalmente por la Junta Departamental de Colonia el 18 de marzo de 1997.
Bajo ese paraguas, hace ya 23 años, la Intendencia otorgó a las empresas Berrutti y Cia, TAB y Compañía Ómnibus Colonia la concesión de la mayoría de las líneas departamentales.
Durante todo este tiempo, la conectividad de un territorio tan diverso y complejo como el de Colonia, ha estado bajo la responsabilidad de las mismas manos, que a través de la prestación de un servicio fundamental para decenas de miles de colonienses, le han dado trabajo a muchas familias.
Algunas de esas líneas son históricas y es difícil no asociarlas directamente a las corporaciones que con mucha dedicación las han encarado durante décadas. Nadie dice que eso deba cambiar necesariamente.
Lo cierto es que las mencionadas concesiones eran con un plazo de 5 años, prorrogables hasta un máximo de 20. Eso significa que todos aquellos contratos están vencidos y las empresas siguen en movimiento a través de concesiones precarias otorgadas por resolución del Intendente al amparo de una disposición de la ordenanza que así lo permite bajo ciertas condiciones excepcionales.
Esta situación, lejos de constituir un problema, supone la excusa ideal para promover un ámbito que diagnostique, analice y discuta el estado del sistema de transporte departamental con una mirada más integradora.
Es altamente probable que recogiendo las opiniones de quienes a diario se suben a un ómnibus para trasladarse, surja la necesidad de crear nuevas líneas, eliminar otras, aumentar frecuencias o cambiar sus recorridos.
El componente económico es fundamental para asegurar la viabilidad de la tarea. No es un gran negocio cubrir una línea departamental y lo sabemos. La venta de boletos disminuye y la Intendencia debe comprometerse a subsidiar un servicio social que implique colocar al ciudadano como destinatario esencial.
La pandemia nos dejó muchas enseñanzas. Entre ellas, que nuestro sistema de transporte puede y debe mejorar, derribando muros de compartimentos estancos, complementándose más y con mayor capacidad para resolver rápidamente los inconvenientes coyunturales.
Es el momento de discutirlo. Y el proceso debe ser lo más amplio, transparente y participativo posible.
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