Por Rodrigo García
La tensión abierta en el seno del Gobierno argentino, entre el presidente, Alberto Fernández, y su vicepresidenta, la también peronista pero líder del ala kirchnerista Cristina Fernández, mantiene en vilo al país mientras se dirime si el jefe de Estado opta por renovar su gabinete después de que varios ministros kirchneristas presentaran el miércoles su renuncia.
Este viernes, en medio de la incertidumbre política, fuentes oficiales confirmaron a Efe que el mandatario decidió suspender sus viajes al exterior, incluida su visita a México por la cumbre este sábado de jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Cada vez que el presidente viaja fuera del país, corresponde al vicepresidente ejercer interinamente la jefatura de Estado. Cristina Fernández, que fue presidenta entre 2007 y 2015, ya ha sustituido al mandatario en varias ocasiones desde que ambos llegaron al poder en 2019, tras vencer en las urnas al principal enemigo político de ambos, el expresidente conservador Mauricio Macri (2015-2019).
ORIGEN DE LA CRISIS
Las turbulencias que vive el peronismo explotaron tras la histórica derrota del oficialista Frente de Todos en las elecciones primarias del domingo pasado -previas a las legislativas del 14 de noviembre- y la posterior decisión de varios ministros de la facción kirchnerista -que responden a la viuda del también expresidente Néstor Kirchner (2003-2007)- de presentar su renuncia.
El conflicto arreció el jueves, cuando la vicepresidenta publicó en sus redes una demoledora carta repleta de críticas hacia el núcleo presidencial, principalmente por la gestión económica, inmersa en la recesión que comenzó en 2018 y que se agravó con la covid-19, y pidiendo «relanzar» el Gobierno.
«Creía que se estaba llevando a cabo una política de ajuste fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad y que, indudablemente, esto iba a tener consecuencias electorales», aseveró en la misiva.
La vicepresidenta advirtió que fue ella la que eligió a Fernández como candidato a presidente en 2019. «Sólo le pido al Presidente que honre aquella decisión», sentenció.
Horas antes, el mandatario había elegido Twitter para manifestarse: «La gestión de Gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente. Para eso fui elegido. Lo haré llamando siempre al encuentro entre los argentinos».
Hoy, Buenos Aires amaneció con carteles con el rostro del expresidente Juan Perón, fundador del peronismo, acompañado de una de sus históricas frases: «Primero la Patria, después el movimiento y luego los hombres”. Bajo esta, un contundente “¡Déjense de joder!”.
Mientras, y sin confirmación oficial sobre los planes que el presidente tiene respecto a su gabinete, pocas son las voces oficialistas que se han pronunciado por la polémica.
Este viernes, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, declarado kirchnerista, quitó hierro a lo sucedido: «No creo que sea una crisis, me parece que la presidenta, la vicepresidenta (sic) ha sido muy clara y lo ha dicho de manera irrefutable a través de una carta y me parece que esto es peronismo, en el peronismo se debaten ideas y se construye a partir también del disenso».
NO ES LA PRIMERA PELEA
En 2008, Alberto Fernández, que llevaba cinco años como jefe de Gabinete de ministros de los Kirchner, dimitió en medio de fuertes discrepancias, y durante una década fue uno de los mayores críticos de Cristina.
Hasta que en 2019 la entonces senadora -cuya imagen estaba marcada por las múltiples acusaciones de corrupción que aún hoy enfrenta- le propuso ser candidato a presidente con ella como segunda, jugada que fue un éxito en las urnas.
En declaraciones a Efe, el analista político Patricio Giusto consideró que esta «crisis institucional, quizás la peor desde 2001», tiene como telón de fondo el «pecado original» que a su juicio supuso que una candidata a vicepresidenta eligiera al postulante a presidente, aportándole sus votos para que gobernara en su nombre.
«Es una alianza que nace mal parida en un sistema presidencialista», agrega el experto, que también ve crucial la «mala gestión» económica y de la pandemia, con escándalos que degradaron la figura presidencial.
La derrota en las primarias -que de repetirse en las generales de noviembre podría despojar al oficialismo de la mayoría absoluta en el Senado, que preside la propia Cristina- fue «un golpe demoledor» para el peronismo, que según Giusto generó la «implosión definitiva» en la coalición, con una vicepresidenta que cree que «básicamente el problema es la gente por la que está rodeada Fernández».
El analista señala que Cristina buscó presionar al presidente para que reforme el gabinete eliminando figuras que a ella no le gustan. «Hay un divorcio que ya es irreconciliable», concluye, convencido de las dificultades de Alberto Fernández para completar su mandato, que acaba en 2023.
EFE
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