El INEEd presento el Informe sobre el estado de la educación en Uruguay 2019-2020 el 25 de noviembre. En el encuentro de la semana pasada dieron a conocer los datos más relevantes del documento y los retos que plantea para la enseñanza.
Al inicio se brindó un panorama de las metas educativas 2016-2020 a través de varios indicadores. En 2019, el porcentaje de niños de 3 años que asistía a la educación era de 75%, lo que representa 6,2 puntos por debajo de la meta establecida para ese año. En 2020 descendió a 71% y la brecha según los distintos contextos socioculturales fue de 30 puntos porcentuales. En 2019 un 45% de los niños de 2 años no asistía al sistema educativo.
A los 15 y 16 años la asistencia está por encima del 90%, lo que supera las metas de acceso proyectadas. Para los 17 años el valor estuvo 4 puntos porcentuales debajo de la meta. El aumento de la cobertura entre los 15 y los 17 años redujo la inequidad en el acceso. En 2020 la diferencia en la asistencia entre los adolescentes de hogares de contexto más favorable y menos favorable fue de casi 9 puntos porcentuales, mientras que en 2015 la brecha era de casi 30 puntos porcentuales.
Entre 2018 y 2019 en niños de 7 a 11 años de primaria hubo un aumento de la cobertura oportuna (sin rezago), con una brecha de más de 10 puntos porcentuales entre los valores de contexto extremos. Entre los 12 y 14 años, un 22,5% tiene rezago en 2019 y hay una diferencia de 24,4 puntos porcentuales según las características del hogar de origen. Entre los 15 y 17 años la cobertura oportuna baja a 45,7% y la brecha se profundiza: casi 50 puntos porcentuales. Así es que, a medida que aumenta la edad, aumenta el rezago.
El porcentaje de estudiantes de 16 años que egresan de media básica sin rezago educativo fue de 67,7% en 2019, algo por debajo de la meta fijada. Ese año, solo un 77,5% de los jóvenes de 18 a 20 años había finalizado la educación media básica (4,5 puntos porcentuales debajo de la meta), con 30 puntos porcentuales de diferencia entre los contextos extremos.
A su vez, solo un 37,6% de los jóvenes de 19 años egresaron sin rezago de educación media superior en 2019. En este caso, la meta era de 42%. Entre los 21 y 23 años, solo un 42,7% había culminado la educación media superior (25,3 puntos porcentuales por debajo de la meta). La brecha es de 60 puntos cuando se considera a los jóvenes de 21 a 23 años de los hogares de nivel socioeconómico muy favorable y muy desfavorable.
Los desempeños en Aristas de 2020 muestran que casi el 50% de los niños de tercero evaluados están en los niveles 1 y 2 (los más bajos) de la prueba en matemática, con diferencias relevantes entre contextos. En sexto en matemática el 34,3% está en los dos niveles inferiores y hay fuertes diferencias por contexto.
En tercero en lectura el 40% de los evaluados estaba en los niveles 1 y 2. En sexto casi el 20% estaba en los citados niveles. En ambos casos, nuevamente, las distancias son relevantes según el contexto.
En 2020 el 84% de los maestros de primaria dijo sentirse muy o bastante sobrecargado durante ese año. Alrededor de un 5% de los maestros y profesores ingresaron al seguro de desempleo total o parcial o fueron despedidos en 2020. En el sector público, solo el 3% de los maestros y el 2% de los profesores estuvieron en esta situación. En el privado, los porcentajes son de 17% y 14%, respectivamente.
A su vez, algo más de la mitad de los maestros se sintieron preparados para adaptar su trabajo a la modalidad virtual y para apoyar el aprendizaje a distancia. Un 66% se sintió preparado para el uso de tecnologías. Ante los retos de la educación a distancia, casi el 80% de los maestros dijo que recibió apoyo de colegas y un 66% del director.
En 2019 el 71% de los niños y adolescentes de entre 3 y 17 años tenía conexión a internet en su casa, pero había una brecha de 50 puntos porcentuales entre los hogares del nivel socioeconómico muy favorable y muy desfavorable.
Los recursos que puso a disposición el Plan Ceibal fueron muy importantes. La plataforma CREA fue la herramienta que tuvo el mayor aumento de uso entre 2019 y 2020. En educación media y en inicial fue entre cuatro y cinco veces mayor.
A nivel de las oportunidades de aprender en 2020, en primaria y media alrededor de un 90% de los docentes dijo que ajustó mucho o bastante sus objetivos. De acuerdo a los maestros, en 2020 fue mayor la realización de prácticas de enseñanza más tradicionales por encima de las que requieren de un trabajo más autónomo de los alumnos. El énfasis en esas prácticas se dio más en los contextos menos favorables.
Las características socioeconómicas y culturales del grupo de pares, la asistencia frecuente a la escuela y las expectativas de estudio son los factores que inciden en mayor media en los desempeños en matemática entre los alumnos de sexto de primaria en 2020. La estabilidad del director en el centro y las posibilidades de afrontar adecuadamente la pandemia son factores escolares que también pesan favorablemente. También se observa un efecto positivo del uso de la plataforma CREA del Plan Ceibal sobre los desempeños. Las niñas muestran menores desempeños en matemática y cuantas más veces se haya repetido, más bajos son los resultados que obtiene.
A nivel de desafíos, el informe plantea estos: trayecto, egreso y desempeños acompañados de una importante inequidad; heterogeneidad en las oportunidades de aprender, y cambio curricular encierra el potencial de mejorar los logros y reducir la inequidad.
Javier Lasida, presidente de la Comisión Directiva del Instituto, planteó que Uruguay enfrentó mucho mejor que otros países el impacto del COVID-19 en la educación, pero mantiene graves problemas de calidad e inequidad de aprendizajes y de abandono en educación media. Por su parte, Pablo Caggiani subrayó la importancia de contar con insumos para dialogar sobre las maneras de mejorar las políticas públicas y marcó como retos sostener y proteger a las infancias, sus trayectorias educativas, sus aprendizajes, mejorar la culminación de educación media y disminuir la desigualdad, que todavía persiste. Guillermo Fossati, por su parte, dijo que 2020 fue un año atípico en el que, como afirman las Naciones Unidas, el mundo experimentó la mayor disrupción en la historia de la educación. Destacó que, si bien no es posible decir con exactitud lo que habría sucedido con los aprendizajes sin la presencia del COVID-19, hay investigación disponible sobre las consecuencias del cierre de los centros educativos.