Por Historiador Marcelo Diaz
EL REAL DE SAN CARLOS.
La zona del “Real de San Carlos” debe su nombre al campamento militar organizado en honor al Rey Carlos III de España, por el general Pedro de Cevallos en 1761, durante el cuarto sitio a Colonia del Sacramento. El mismo sirvió de cuartel general a las fuerzas españolas y poseía varias instalaciones, entre ellas una capilla (Iglesia de San Benito), alojamiento de oficiales y tropa, ranchos para los soldados casados, corrales para el ganado, hornos de amasar pan y bizcocho, guardias defensivas e inclusive una horca.
Luego varias familias se fueron instalando en las cercanías al “Real” a pesar de los intensos conflictos militares en la zona, y una vez estabilizada la situación política en el país, la zona alcanzó un importante grado de desarrollo, complementados por importantes emprendimientos comerciales y empresariales.
Se destacó el impulsado por el norteamericano Benjamín Dyer Manton, quien instaló la Compañía de Energía Eléctrica y el teléfono en la década de1890, así como también viñedos y un importante establecimiento ganadero. El Real de San Carlos se constituyó en un pujante barrio, y comenzaron a gestarse planes de inversión para la zona.
Fue en 1908 que el empresario argentino Nicolás Mihanovich (h) decidió desarrollar un emprendimiento turístico compuesto por una Plaza de Toros, Hotel Casino, Frontón Euskaro y terminal portuaria, orientado particularmente en atraer al público argentino.
EL PROYECTO
El proyecto de arquitectura lo realizó el equipo del croata Josip Markovich y su socio, el ingeniero Juan Dupoy de Buenos Aires.
La idea fue la de realizar una Plaza de Toros de estilo neomudéjar, desarrollado en España a partir del siglo XII, y que incluyera características de las corrientes artísticas cristianas (románicas, góticas y renacentistas) y musulmanas, principalmente en la utilización del “foco toresano”, decoración mural basada en arcos de gran longitud y puertas islamizadas.
Las dimensiones del edificio son de 100 mts de diámetro, y el “coso taurino” cuenta con un ruedo de arena de 50 mts. Tiene una capacidad para 8 mil personas sentadas en 20 gradas concéntricas, conocidas como “tendidos”, y una grada techada a manera de palco, donde se podía aumentar la capacidad en 2 mil personas más. Además contaba con una capilla con la imagen de la Virgen de Nuestra Señora del Carmen, pieza traída desde Buenos Aires y que actualmente se expone en el Museo Municipal, restaurante, teatro, gimnasio, tiro al blanco, enfermería, sala de toreros y servicios higiénicos. El recinto disponía de un gran patio de caballos y diez chiqueros para el encierro de los toros de lidia.
La puerta principal de la plaza mide 22 mts y se orienta hacia la Avda. Nicolás Mihanovich.
Mientras se realizaba el ruedo en la Plaza de Toros del Real de San Carlos se colocaba en lo alto de la misma la bandera del Establecimiento Real de San Carlos, que era blanca con tres franjas horizontales azules.
Se utilizó una cantidad cercana a 600 mil de kilos en hierro para la estructura de la plaza. El autor del plano y de la construcción de la estructura metálica fue el ingeniero Gastón Duquenoy, siendo toda la estructura de las firmas de origen alemán Krupp, Peiner Walzwerk y Roechling, y la francesa Valenciennes, acorde a la investigación realizada por el arquitecto Jorge Assandri.
La construcción del ensamblaje del armazón metálico de la plaza lo realizó la firma argentina de J. Franco y Cía.
Los ladrillos fueron realizados en el horno de la firma de Edmund Naeder y Paullier en la fábrica ubicada en la Playa La Arenisca, al norte de la ciudad de Colonia, de la cual aún hoy quedan vestigios.
La empresa constructora de la Plaza de Toros y del Hotel Casino del Real de San Carlos fue la de los ingenieros constructores Bonneu Ibero, Parodi y Figini, y la ejecución de la obra de saneamiento estuvo a cargo de la empresa Gilbert y Costa.
La construcción de la plaza se realizó en un tiempo récord para la época de seis meses y al finalizar las obras se utilizaron obreros de la construcción para apoyar las tareas en los corrales y funciones de la Plaza de Toros.
La concesión de la Plaza de Toros fue a cuenta de los empresarios Juan Malet y Arturo Pereira, siendo el administrador general Don Juan Manuel Caballero.
El famoso matador Ricardo Torres “Bombita” en una entrevista brindada a la prensa porteña “La Noche” el 3 de enero de 1910, dijo sobre la Plaza de Toros del Real de San Carlos: “Una vez terminada, esta plaza será la mejor del mundo, tanto por su construcción como por su tamaño y distribución. Veo que aquí se han hecho las cosas sin reparar en gastos. Cuando regrese a España les diré que si quieren saber lo que es una plaza de toros, que vengan al Real de San Carlos”.
La corrida inaugural se realizó el domingo 9 de enero de 1910 , donde el matador sevillano Ricardo Torres “Bombita” y su hermano Manuel “Bombita Chico”, torearon 7 toros bravos de la afamada ganadería española de Juan González Nandín.
En la Plaza de Toros del Real de San Carlos “nunca se mataron toros”. Esta suerte ejecutada en el “Tercio de muerte” no se cumplió en Uruguay por estar prohibida por ley desde, solo se marcaba con una banderilla el lugar donde hubiese ingresado el estoque, conocido como muerte civil del toro.
182 toros pisaron el ruedo realense y de ellos 161 fueron toreados, siendo los restantes 21 utilizados en otras suertes o retirados del ruedo. Todos los toros eran de casta pura, pertenecientes a 23 de las más prestigiosas ganaderías españolas, entre ellas Miura, Veragua, Halcón, Félix Gomez, Arribas Hnos, Juan González Nandín, Campos López, Felipe de Pablo Romero, Dionisio Peñalver, Fernando Villalón , Manuel Albarrán y Martínez , Juan Pellón, Rafael Surga , Marqués de Saltillo, Duque de Veragua, Higinio Flores, Marqués de los Castellones y Viuda de Carlos López Navarro , Félix Sanz , Adolfo S. de Agüera, Antonio López Plata, Luis Baeza y José Antonio Adalid.
El 11 de febrero de 1912, en la última corrida oficial de las 32 realizadas en la arena del Real de San Carlos durante las tres temporadas taurinas (verano 1910, verano 1910-1911 y verano 1911-1912), se lidiaron toros de las ganaderías de Félix Gómez, Felipe de Pablo Romero, Antonio Halcón y Arribas Hermanos.
El último matador en lidiar un toro en la Plaza de Toros del Real de San Carlos fue Emilio Gabarda “Gabardito”.
Un total de 182 toros pisaron la arena del ruedo del Real de San Carlos: 53 en la primera temporada taurina en 1910, 83 en la segunda temporada de 1910-1911 y 46 en la tercera temporada de 1911-1912.
ATRACCIONES EN EL REAL DE SAN CARLOS.
Además de las corridas de toros, se ofrecían diversos paquetes turísticos y culturales. Entre los primeros una opción para disfrutar del aire libre, eran los paseos en carruajes de las excursiones campestres hacia Colonia del Sacramento y El General, la Barra del San Juan, Laguna de los Patos y la visita a una Granja de la zona de El General, además de paseos a caballo o charrét, así como la posibilidad para la afición de torear toros de rueda.
El Restaurant de la Plaza de Toros ofrecía el paquete de canasta de provisiones, compuesta de sándwiches y servicio de mate criollo con “bombilla higiénica”. La empresa Pereira y Malet tenía la concesión para el Restaurante de la Plaza de Toros y del Hotel Casino, de los Vinos Manzanilla, Pedro Jiménez y Moscatel, de la afamada bodega española de Guerrero y Cía, ubicada en Jeréz de la Frontera.
La Fábrica de Aguas Gaseosas de Giovagnoli y Cía era la adjudicataria de proveer a los Establecimientos del Real de San Carlos con los sabores mandarina, zarzaparrilla oxigenada, frutix, limón y grosella. Esta empresa resultó premiada con Medalla de Plata, Primer Premio y Diploma de 1° Clase en la Exposición Rural e Industrial de Colonia en 1908.
Se ofrecían para el correr del año, teatro, tiro a la paloma, tobogán aéreo, gimnasio, juego de sapos, de aros y de bochas. Para los aficionados a los juegos ingleses se ofrecía cancha para practicar fútbol, tenis y cricket.
El aerocarril figura en los planes originales del emprendimiento en una zona cercana a los talleres, al norte del edificio que ocupó la usina eléctrica sobre el Río de la Plata.
La Empresa Pereyra y Malet organizaba concursos de canto y bailes regionales españoles y criollos.
Muchos de estos ofrecimientos no llegaron a realizarse debido a la repentina decadencia del proyecto por la prohibición de las corridas de toros en 1913.
Entre los principales artistas se contó con la bailarina española Concepción Martínez, la cantante criolla Blanca Coral, el joven bailarín Juanito Pardo conocido como el “Rey de la Jota” y la artista Antonia Pellicer. Existe una versión contrapuesta de que actuaron en 1913 el cantante Carlos Gardel acompañado de José Razzano, quienes compartieron dúo desde 1911 hasta 1925.
Se hicieron interpretaciones musicales españolas y criollas de gran nivel, como la realizada por Pepita Castillo quién tocaba un instrumento musical de cuerda similar a la guitarra llamada “tiple”, usado en los conjuntos musicales de Cataluña en España quienes interpretan la música para realizar los bailes típicos populares conocidos como sardanas. Otra artista de gran prestigio fue la conocida como “La Rondalla Riojana” quien tocaba canciones populares con guitarras y bandurrias generalmente acompañados de castañuelas y panderetas.
Otros números eran los ofrecidos por los gimnastas hermanos Cesario quienes realizaban actos circenses de habilidad y destreza.
Los festejos de carnaval se efectuaron con el mayor lujo y derroche. El de 1911 fue organizado por la empresa Pereyra y Malet. Un artículo periodístico de la época señala que “el fuerte viento apagaba los faroles de la luz Kitson y gracias a las hogueras y antorchas que se quemaron, pudo imprimírsele un buen aspecto al corso, entre las luces de variados colores, la incesante algarabía y animado juego de serpentinas.” Se presentaron las comparsas: “Los ludos del Real”, “Heraldos”, “Guardia Moruna” y “Gigantes”, formadas con personal de la plaza.
En febrero de 1913, acerca de las repercusiones del carnaval, informó “La Colonia”: “La avalancha de turistas, y los huéspedes del hotel, daban a las playas del Real y sus paseos, todo el efecto de los grandes balneario
s.[…] Por la noche, se improvisó el programa [de carnaval] cumpliéndose en ininterrumpida alegría, hasta que apuntaron los primeros albores de la aurora.
En el teatrito del frontón Eúskaro habrá función, con el interesante programa que sigue: 1º. Los Queirolo, malabaristas acróbatas. 2º. Cardelli y Barbieri, guitarristas de la troupe Gardel –Razzano. 3º. Welmar, ventrílocuo.” Se avisaba a las familias colonienses que “pueden ir al Real y volver, cómoda y económicamente, utilizando la lancha a motor „La Rubia‟, que domingo a domingo realiza viajes para la conducción de pasajeros, cuyo número aumenta cada semana debido a las ventajas que tal medio de locomoción ofrece.”
En noviembre de 1910 fue inaugurado el frontón de pelota eúskaro, diseñado por el arquitecto José Markovich, siendo uno de los de mayor dimensión en Sudamérica. La empresa otorgó la concesión del Frontón a Felipe Ercilla, el cual organizó un primer partido con Cecilio Unzueta (Eibar) e Ignacio Bilbao (Pequeño de Abando). Ocurrieron diversos encuentros, compitiendo Ignacio Bilbao, Pablo Echeverría, Francisco Bicandi, Modesto Goenaga y Felipe Landa, entre muchos otros. En 1974 y 1980 ya en manos municipales se realizaron torneos mundiales de paleta y cesta-punta, además de española y share. Resultaron campeones Francia y España respectivamente.
Al prohibirse las corridas de toros, cobró importancia el Casino.