Por Concepción M. Moreno
«De Zitarrosa a Tom Waits». Así responde el argentino Gustavo Santaolalla cuando se le pregunta por los músicos a quienes hubiera querido producir en algún momento de su longeva carrera, una muestra del eclecticismo que también traslada al grupo Bajofondo, que fundó junto al uruguayo Juan Campodónico.
Aunque la banda nació en 2001 bajo la etiqueta de ‘tango electrónico’, siempre eludió esa catalogación y evolucionó con el permanente desafío de componer e interpretar, abandonando la zona de confort que supone repetir un producto de éxito, pero siempre con su identidad anclada en el Río de la Plata.
Ambos reciben a Efe en el estudio donde Bajofondo ensaya para el inicio de una gira que incluye cuatro conciertos entre Uruguay y Argentina, en la que no solo se da el reencuentro con su público, sino también entre sus ocho integrantes, ya que la pandemia de la covid-19 truncó la promoción del disco «Aura», publicado a finales de 2019.
Los recitales de Montevideo (9 de diciembre) y Punta del Este (11), en Uruguay, y de Concepción del Uruguay (14) y Buenos Aires (16), en Argentina, marcan la agenda inmediata de este grupo, que, además, ya trabaja en su próximo álbum al tiempo que produce el del joven trapero argentino Ysy A.
MÚSICA EN PANDEMIA
«Lo que nos ha unido es la instancia de hacer música juntos, ya sea para tocar o para grabar y, como cada uno tiene aparte otras actividades, este momento es siempre de celebración y de alegría personal y artística», explica sobre este reencuentro el dos veces ganador de un Óscar por las bandas sonoras de «Brokeback mountain» y «Babel».
«Aura», cuarto álbum de estudio de Bajofondo, tras «Bajofondo Tango Club» (2002), «Mar dulce» (2007) y «Presente» (2013), se publicó en 2019 y solo se presentó en vivo en dos conciertos en Montevideo y Buenos Aires por la pandemia, por lo que, dice Santaolalla (voz y guitarra), «es como si se hubiera quedado en pausa y largamos ahora el botón de pausa y volvemos a retomar ahí».
Pese a ese aspecto negativo, Campodónico (voz, guitarra y programación), productor de, entre otros, Jorge Drexler, No Te Va Gustar o El Cuarteto de Nos, aclara que «de este tipo de crisis también aparecen oportunidades de conectar con otras cosas».
«Estar en el estudio trabajando, que es una parte muy importante de lo que hacemos nosotros, ahí la actividad continuó. Nosotros vivimos en cuarentena, es parte de nuestro trabajo», aclara el también integrante de El Peyote Asesino, que califica de «muy emocionante» el momento de «volver a conectar con el público directamente».
«Nada se compara con estar juntos y tocar en vivo», insiste Santaolalla.
ENERGÍA RIOPLATENSE
Tras un encuentro entre ambos en Madrid, Bajofondo nació como una reivindicación de su lugar de origen, «ese diálogo entre las dos orillas, las dos caras de la moneda, que es Argentina y Uruguay», comenta Campodónico, quien, a la vez, reconoce que también lo fue como una «investigación de nuestras raíces y nuestra identidad cultural».
Por su parte, el compositor afincado en Los Ángeles apunta que el grupo es lo que es actualmente por la combinación entre lo argentino y lo uruguayo.
«Somos hermanos muy parecidos, pero somos distintos y eso le da una riqueza energética a la música y a la banda que es única», comenta Santaolalla hasta afirmar rotundamente que el grupo sería muy «distinto» si solo fuera de una nacionalidad.
«Por lo pronto, no estaríamos más juntos probablemente», sonríe.
Otros cinco músicos, Luciano Supervielle (piano, teclados y scratch), Martín Ferres (bandoneón), Javier Casalla (violín), Gabriel Casacuberta (bajo) y Juan Manuel Ramírez (batería), y la VJ Verónica Loza, encargada de la parte visual de los conciertos, lucirán en el escenario toda la propuesta «bajofondera».
Un paraguas que abrigó en anteriores trabajos a músicos como Elvis Costello, Nelly Furtado, Mala Rodríguez o más recientemente a Natalia Oreiro, todos ellos muy «disímiles entre sí», pero que se prestaron a «jugar a la cancha al bajofondismo», explica Campodónico.
Cuando, como en un juego de imaginación, se les pregunta con qué otros artistas -contemporáneos o no- hubieran querido trabajar, el uruguayo confiesa que «son infinitos», ya que tanto él como Santaolalla son «dos personas muy melómanas».
Y, al tiempo que surgen nombres como Dave Gahan, Nick Cave o Damon Albarn, en medio del aroma a incienso que rodea la entrevista, la mente que trabajó con muchos de los artistas más destacados de la música latinoamericana en las últimas décadas recuerda el álbum «De Ushuaia a La Quiaca», que produjo para su compatriota León Gieco, antes de resumir en «de Zitarrosa a Tom Waits» todos los matices que atraviesan la música de Bajofondo desde su raíz rioplatense.
EFE
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