Fue a partir de dos cartas aclaratorias sobre el origen del Colegio Divino Maestro en nuestro portal, donde participó la Hermana Amelia Berta Povalej, que muchos nos han preguntado sobre ella.
-Quién es la Hermana Amelia Povalej? nos consultaron, a partir de allí nos encontramos con una historia fuerte, dolorosa y de compromiso que hoy compartimos.
La Hermana Povalej, sí vivió un tiempo en nuestra ciudad, fue directora del colegio en Carmelo y según nos han informado los vínculos con personas de nuestra ciudad siguen intactos e incluso ha vuelto más de una vez. Adentrarse en su vida es descubrir a un ser humano comprometido con su tiempo, con la sociedad y sus convicciones.
Povalej “la monja incendiaria”
Povalej es conocida en toda la Argentina por el triste caso “Marita Verón”, una estudiante del colegio donde ella es directora La Merced, en Tucumán. Víctima de redes de prostitución y trata de personas la religiosa se involucró activamente en la lucha para conocer la verdad y llevar justicia.
En 2002 la hermana Povalej explicaba a la prensa que acompañaba a Trimarco (la madre de Marita Verón) porque «siento como una madre, me pongo al lado de la mamá, la lucha sigue. Nos arrancaron una hija de las calles de Tucumán, no importa cómo se llame, era una niña a la que le robaron todo».
La hermana enfrentó a fuerzas poderosas e intereses oscuros en la lucha por la verdad señalando en su oportunidad que “Tenemos a Dios de nuestra parte. Creo que este juicio es emblemático, el primero que se hace en Tucumán de estas características. Esto es un antes y un después…»
El 7 de abril de 2005 el diario argentino Página 12 denunciaba que “ la hermana Berta Povalej, una monja del Colegio de la Merced, donde estudió Marita, la golpearon brutalmente después de que denunciara que, según su registro, en los últimos diez años, 100 chicas están desaparecidas.”
En el libro publicado por Soledad Vallejos titulado “Trimarco. La mujer que lucha por todas las mujeres”, allí la madre de Marita Verón pensó en la primera persona que la podía ayudar cuando comenzó su calvario. Tenía nombre y apellido: Amelia Povalej.
“En un tiempo le decía la monja incendiaria. Así la habían bautizado en una carta de advertencia a la Superiora de su Orden. En Tucumán, aseguraba la carta aquella vez, era bien sabido que nada bueno pasaba donde ella se metía. La monja rezaría mucho, pero tenía debilidad por entreverarse en asuntos terrenales. En 1991 había convencido a un hombre de brindar testimonio de algo que había visto, y ese episodio era tan importante que dio vuelta el caso María Soledad Morales.”
Por un azar, Povalej supo que el colectivero Carlos Ponce había visto cuando tres hombres dejaban el cuerpo de la adolescente María Soledad al borde de una ruta. Ponce lo había callado por miedo, pero la religiosa lo convenció de presentarse ante el juez de la causa. Con esa información terminó arribando a una reconstrucción clave. Consta en la causa Morales: “La hermana Povalej precipitó en marzo de 1991 el testimonio de Ponce que a su madre le había llegado a decir —según Berta Povalej— que en el lugar había visto a Luque. La religiosa vino a Catamarca, lo buscó y ella misma se presentó a declarar ante la Instrucción”. La novedad fue alertada por los diarios; “Quieren reconstruir cómo tiraron el cuerpo en una zanja”, Clarín, 13 de septiembre de 1997.
La vida de la Hermana Povalej
En el libro de la periodista y escritora argentina, Soledad Vallejos hay datos de su biografía, descendiente de inmigrantes eslovenos, dedica su vida a la comunidad religiosa. Ingresó con 14 años a la congregación, a los 15 tomó los hábitos, a los 16 profesó.
«Teniendo 28 años arribó a Tucumán adonde llegó castigada por cuestionar la autoridad de un sacerdote por opinar sobre asuntos de monjas», dice el libro de Vallejos.