Cerramos el año con una mezcla de sensaciones. Hemos llegado hasta aquí y hay que recordar lo afortunados que somos por ello. Pese al cansancio, pese a la inquietud, pese al temblor. Pese a las despedidas, al silencio o a las tormentas. Viajamos sin movernos, nos empapamos de los aromas en las calles.
Hemos hecho todo lo posible por continuar apoyando lo local a lo largo de este año tan duro. Y no nos rendiremos, porque nuestra fuerza va más allá de la pantalla.
A mirar se aprende. No hay acto más «contaminado» por nuestra cultura, prejuicios, formación, que mirar a nuestro alrededor y hacer balances.
Los balances hablan principalmente de nosotros. De nuestras experiencias más cercanas. De nuestros referentes.
Más que hablar o sentenciar lo importante es prestar atención a quienes más lo necesitan.
Volcar nuestra mirada y preocupaciones en aquellos que por distintas razones precisan toda nuestra atención, aquí en nuestra comunidad.
Mirar y comprender. Involucrarse. Hacernos cargo. Comprometernos. Así debe encontrarnos el 2022.