Salud, alegría, pan y «mucha fuerza» coronan los pedidos a Iemanjá en Uruguay

Montevideo (Uruguay). EFE/Raúl Martínez

Por Alejandro Prieto

La salud corona los pedidos a Iemanjá, diosa de las aguas de la religión afro Umbanda, en un año en que los creyentes vuelven a llevar sus ofrendas naturales a las playas de Uruguay con fe en que la madre traiga con sus océanos «mucha fuerza» para afrontar una cruda pandemia que no cede.

Colmadas de por sí por el sinnúmero de bañistas y fanáticos de los deportes acuáticos que las animan cada verano, las aguas de la costa uruguaya reciben cada 2 de febrero una visita tan numerosa como especial.

Este es el día en que miles de seguidores de la religión Umbanda, demuestran, como antiguamente lo hicieran los africanos en el río nigeriano Kutá, donde se dio el primer culto a la diosa, su devoción a la madre de los océanos.

UNA IEMANJÁ DISTINTA

Tras la forzosa suspensión del culto en 2021, cuando la escalada de muertes e ingresos en hospitales por covid-19 llevó incluso a que, por quinta vez en la historia, se cancelara el Carnaval uruguayo, los afroumbandistas viven con cautela la llegada de un nuevo día de Iemanjá.

Así lo expresa a Efe la Mae (sacerdotisa) y referente de la Institución Federada Afroumbandista del Uruguay (IFA) Susana Andrade, quien apunta que el colectivo toma sus precauciones ya que, si bien no hay restricciones de la movilidad, la variante ómicron ha elevado notablemente el número diario de casos del país.

De hecho, la IFA promovió no convocar ir a una playa puntual en un horario específico para evitar aglomeraciones y tomar medidas conocidas como la distancia, la higiene de manos y el uso de mascarilla que, como enfatiza Andrade, debe ser iniciativa de cada uno.

«No va a bajar Iemanjá a ponernos un tapabocas, tenemos que tomar conciencia de que somos una religión que busca el bienestar de la gente en vida, en el pasaje terrenal», remarca, al subrayar que como Uruguay está «regado de costas» no hay necesidad de «agolparse» en una sola playa.

Así, miles de personas colmaron la playa Ramírez una de las principales y de mayor concurrencia de la capital uruguaya distinguidas entre los devotos de la religión con su tradicional vestimenta blanca y collares con colores alusivos a la diosa de las y aquellos que se acercaron a las a las aguas para entregar su ofrenda.

Cantos, kapoeira y ritos de sanación y limpieza espiritual gratuitos estuvieron a la orden de un día que culminó con la puesta del sol característica y que ilumina de dorado a todo el litoral sur y este del país suramericano.

Mientras en 2021 el día se celebró mediante la «Iemanjá solidaria», una iniciativa de recaudar alimentos para donar a las ollas populares que, motivadas ahora por la crisis socioeconómica de la pandemia, brindan un plato de comida a quien lo necesite, Andrade señala que este año también habrá actividades paralelas.

La Mae indica que se mantiene esa ayuda en los templos de la religión, dispuestos en las casas de ciertos fieles, y, además, se presentó este martes su libro «Macumberos», que busca derribar mitos y estigmas sobre la comunidad afroumbandista en Uruguay.

Según la referente, la «demonización» que la cultura blanca, europea y católica hizo de las creencias de origen africano llevó a que persista hasta hoy una discriminación con graves consecuencias.

«Eso ha hecho que incluso hoy la practiquen más blancos que negros en el Uruguay y el libro invita a vencer estos miedos, estos mitos», resume.

DAR PARA RECIBIR

Según Andrade, uno de los pilares de toda fe es ser «generadora de energías para continuar la lucha del día a día» y «fuente de esperanzas», y es en esa línea que cada año los creyentes brindan su ofrenda a Iemanjá, la diosa que reina las aguas junto a su hermana Oxum, diosa de las corrientes de agua dulce.

Para la Mae, con el miedo de la pandemia, es necesario «más que nunca» que las aguas de las diosas «sigan limpiando el mundo de impurezas y contagios» en un día que se ha convertido en una fiesta «de integración» con un mensaje universal que apela a todos.

«Nos parece una ocasión importante de un pedido común de salud, de bienestar. Para entregarle nuestra fe, devoción, amor y que nos brinde sus cuidados, su amor y salud, sobre todo. Alegría para las familias, que no falte el pan, que haya trabajo y mucha fuerza para enfrentar el día a día», expresa.

Por otro lado, la exdiputada por la coalición de izquierdas Frente Amplio reitera que desde 1997 su agrupación Atabaque pide a quien vaya a hacer ofrendas que estas sean biodegradables para no dañar a la naturaleza a la que el propio culto honra.

Maíz, frutas como coco, sandía o uvas verdes, velas o flores celestes y blancas -los colores de la deidad- son algunos de esos bienes y se pide evitar envases.

«El africano tribalizado cuando el culto a Iemanjá surge, en la Nigeria milenaria en un río, no tenía plástico para ofrendar, entonces reivindiquemos eso», concluye.

EFE

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