El tiempo también se mueve, como acompasado por las olas, en ese ritmo tan suyo y tan cíclico, arrastrando dulcemente por la arena memorias diminutas, de una ciudad que alcanza 206 años.
Por eso nos paramos cada cierto tiempo a recordar anécdotas del pasado. Hoy también nos acordamos de ayer, así que haremos la pausa al sol, en el incógnito rigor de la rutina.
Nos paramos a reflexionar, a sentir con la magnitud correspondiente el aliento, el calor, el ruido de fuera, el de dentro.
Reflexionar debe ser parecido a zambullirse hacia lo profundo, como apuntaba Lucia Berlin, escritora estadounidense : “El tiempo se quedó en suspenso, y a la vez se multiplicó en gradaciones de luz y oscuridad, de frío y cálido”.
En ese flotar del tiempo atravesamos, llenos de energía, un día de cumpleaños ciudad.
¿Saltamos al agua?, ¿cruzamos el charco?, ¿esperamos los veleros?, ¿miramos a la noche en Playa Seré como despegan y aterrizan aviones en la costa argentina?, ¿miramos la tormenta previa que casi siempre nos visita todos los años por estas fechas?
Feliz cumpleaños Carmelo.
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