Cuando el mes pasado estalló la polémica por su título universitario, un analista de izquierda dijo que la carrera de Raúl Fernando Sendic González (Paysandú, 1962) no habría siquiera comenzado “si su apellido fuera Pérez.” Y ciertamente no era una opinión solitaria. Muchos piensan que el Vicepresidente de la República debe su rápido ascenso -para los estándares uruguayos que exigen toda una trayectoria- a los primeros planos de la política nacional.
Hasta el sonado episodio de su Licenciatura en Genética Humana en la Universidad de la Habana (cuyo título Sendic no pudo exhibir) su nombre sonaba como “número puesto” para 2019.
¿Pero fue realmente así? ¿Raúl Sendic ha basado su carrera y sus aspiraciones en su apellido?
Su padre, Raúl Sendic Antonaccio (Flores, 1925 – París, 1989) es un nombre muy pesado en la historia de la izquierda y del Uruguay contemporáneo. Sendic padre (“El Bebe” o “Rufo” fueron sus nombres de guerra) fundó en 1962 el Movimiento de Liberación Tupamaros. Y fue uno de sus principales líderes hasta su captura definitiva en setiembre de 1972, en un tiroteo en el cual es herido gravemente en la cara, en la Ciudad Vieja por una unidad de Fusileros Navales.
El hecho, relatado según varias versiones, contribuyó a darle un aire épico a su trayectoria como guerrillero. Luego permaneció preso junto con los otros dirigentes históricos (Mujica, Huidobro, etc.) en cárceles de la dictadura hasta su liberación en marzo de 1985. Sendic se reintegrará a la vida política a través del Movimiento 26 de Marzo (brazo electoral del MLN), con breves apariciones públicas, pues su salud ya era muy precaria. Debió viajar a Cuba y Francia para tratarse y falleció en París en 1989.
Por entonces, la carrera de su hijo mayor (tuvo otros cuatro hijos de tres parejas), el único que siguió su vocación política, ya se había apartado del 26 de Marzo y comenzaba a buscar su espacio y perfil propios dentro del FA. Raúl Fernando fue columnista del Semanario La Juventud y se vinculó a grupos que luego formarían el MPP del entonces Senador José Mujica.
En 1999 es electo diputado por Montevideo por esta alianza; en 2004 ocupa interinamente el Ministerio de Industria y su nombre empieza a sonar. En 2005, es nombrado al Directorio de ANCAP por el nuevo presidente Tabaré Vázquez, y en 2010, Mujica lo designa Presidente del ente petrolero y comienza a promoverlo. “Sendic es mi pollo”, proclamaba entonces este.
A partir de la visibilidad que le dio ANCAP y una gestión que aparentemente iba bien, Sendic trabajó una imagen de líder ejecutivo e innovador, creó un “think-tank” (grupo de pensamiento) que denominó Uruguay 2030, donde se nucleaban técnicos de la nueva generación. Su discurso apuntaba a una imprescindible “renovación” de la vieja guardia del FA y del sistema político todo, dominado por una gerontocracia de 70 años (o más). Su prédica no era ideológica y se llevaba bien con políticos “de derecha” como Luis Lacalle Pou, algo que irritaba a sus correligionarios. Este perfil dio resultados y Tabaré Vázquez reconoció en 2014 que Raúl Sendic era “un joven (¡52 años!) con un gran futuro político.”
En las elecciones internas de junio de ese año, la Lista 711 fue la más votada del FA, con lo cual Sendic Jr. se aseguró su Nro. 2 en la fórmula presidencial.
Luego vino su primer año en la Vicepresidencia, la investigadora de ANCAP y el cuestionamiento de la oposición por no ser “Licenciado”. Pero eso ya es otra historia.