El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, aseguró este miércoles que está predispuesto a que el país reciba refugiados ucranianos, aunque aclaró que aún no habló sobre esa posibilidad con ningún organismo.
«Uruguay ha tenido históricamente los brazos abiertos en ese sentido», dijo a la prensa el mandatario durante un encuentro en la ciudad de Carmelo, donde participó de un acto en el que se colocó la piedra fundamental para dar inicio a las obras de un nuevo aeropuerto internacional.
No obstante, el mandatario aclaró que, por el momento, la idea de recibir personas que «la guerra ha expulsado de su patria» es personal ya que no dialogó con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) ni con ningún otro organismo.
«Cualquiera de nosotros nos gustaría que nos abran los brazos y no creo que Uruguay sea ajeno. Obviamente, las condiciones son muy importantes. Pero hay una predisposición, por lo menos, de quien habla de recibir refugiados ucranianos», concluyó.
Los refugiados que han huido de ese país tras casi dos semanas de ataques rusos se elevan este miércoles a 2,15 millones, según las estadísticas que actualiza a Acnur.
Más de la mitad de estos se encuentran en la vecina Polonia, a cuyas fronteras han llegado casi 1,3 millones de ucranianos, mientras que 203.000 huyeron a Hungría, 153.000 a Eslovaquia, cerca de 100.000 a Rusia, 85.000 a Rumanía y 82.000 a Moldavia, según la agencia de la ONU.
«Llegan en estado de shock y muy impactados por la violencia y las largas jornadas que les ha llevado alcanzar un lugar seguro», señaló en un comunicado el alto comisionado de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi, quien visitó recientemente Polonia, Rumanía y Moldavia para observar in situ la crisis.
En los últimos tiempos, Uruguay ya acogió refugiados. De hecho, en diciembre de 2014, cuatro sirios, un tunecino y un palestino arribaron a Montevideo como parte del compromiso del entonces presidente, José Mujica (2010-2015), de colaborar con su par estadounidense, Barack Obama, en el plan de cierre del penal de Guantánamo (Cuba).
EFE