Por Elio García
Si bien es cierto que hasta los promotores del Sí dejaron muy en claro que este referéndum no era para evaluar el gobierno, la sensación que ésta era una instancia para medir fuerzas, se fue instalando mucho antes de saber el resultado.
La propia dinámica de la Ley y sus articulados, lo difícil de interpretarla y comprenderla, la variedad de temas que abarcaban nos conducen a pensar que muchos ciudadanos se guiaron más por sus simpatías electorales que por los contenidos de la Ley.
Por eso los números son importantes.
Porque indirectamente marcan un estado de sensación y delimitan las fuerzas en el territorio político. Pensando localmente Carmelo votó más con una lógica nacional que con la departamental.
Mientras a nivel departamental el NO obtuvo una fuerte victoria con 48.128 votos, frente a los 38.430 del SI, marcando una diferencia de 9698 votos; en nuestra ciudad el resultado mantuvo una paridad.
En Carmelo el NO obtuvo 6769, el SI alcanzó los 6114 sufragios, tan solo una diferencia de 655 votos. (* datos tomados del Observatorio Carmelo).
La otra mitad
La lógica del país dividido se da también en Carmelo: la ciudad dividida.
Esto debería ser una llamada de atención para la política local, tanto para el oficialismo como para la oposición.
Acá no estamos hablando de la LUC, sino de lo que cualquier ciudadano percibe, la paridad de fuerzas, que ha llegado a mostrarse al menos en esta elección y en nuestra ciudad con claridad.
Con una militancia adormecida, la tarea de recomponer fuerzas en lo partidario es un camino que debería ser abierto mas temprano que tarde, al interior de cada colectividad política sea del pelo que sea.
Si bien la apatía es muy fuerte en Carmelo, a la hora de votar hay dos grandes bloques ideológicos que parecen han llegado para quedarse.
De la forma de hacer política en lo local, de la transparencia en los procesos administrativos y licitatorios, de la calidad de la obra pública, de intentar involucrar a la gente a través de la participación ciudadana; de todas esas variables dependerá hacia donde se moverá la aguja del poder político local en clave de mayorías.
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