Por Raúl Martínez
Un mate uruguayo aparece en un videoclip de un grupo suizo de rock como el recuerdo que unos músicos guardan del pintoresco pueblo de Barra de Valizas y el artesano que lo talló, Atahualpa Mayorga, sonríe mientras relata la anécdota.
Suiza, España, Rusia o Siria son algunos de los países en los que está presente un pedazo de este rincón de la costa oriental de Uruguay en forma de mates de calabaza, una tradición de más de 20 años que Mayorga mantiene con su familia y que identifica en cada pieza a esta población.
«Cada pieza es única», asegura a Efe el artesano, quien insiste en que cada uno de los mates busca expresar mediante cada tallado lo que identifica a esta población de 300 habitantes, tradicionalmente vinculada a la actividad pesquera y en los últimos años al turismo, aunque a ritmo ‘slow’ y sin grandes complejos hoteleros.
«Vas a encontrar en mates el ranchito con la playa, todo tallado a mano y se quema. El trabajo del tallado lo hago yo, el quemado lo hace mi compañera, el pintado lo hacemos con mi compañera y mi hija… Entonces, nunca vas a encontrar un mate igual», explica.
El mate forma parte de la cotidianidad en Argentina, Uruguay o Paraguay e, incluso, en zonas del sur de Brasil, por lo que su presencia es vista como la de «un compañero diario».
UNA TRADICIÓN FAMILIAR
Lavar la cáscara de calabaza, tallarla, quemarla, pintarla y pulirla es el proceso mediante el cual se obtienen los mates que, en su negocio, Color en Mate, llevan adelante como principal fuente de ingresos de la familia.
La materia prima (calabaza) es comprada por Mayorga y su familia en el departamento de Rivera (norte), fronterizo con Brasil, y posteriormente se le aplica el proceso de producción en un trabajo manual de principio a fin.
El artesano, de 42 años, explica que ha heredado técnicas de su padre y de su suegro, quien es uno de los pioneros de la zona, y que con el paso del tiempo han logrado generar variedad de productos como bombillas, cajas, lámparas, lapiceros, caravanas (pendientes), llaveros, imanes y monederos.
Mayorga resalta que el valor de cada pieza no se mide por tiempo invertido en la producción de cada una de ellas; al contrario, buscan que cada una nazca sin la «opresión del horario».
«Eso hace que nos sea más simple, que no le tengamos que meter tanto esa comercialización de la hora laboral de decir ‘esto tiene tanto trabajo, vamos a cobrarlo a tanto, porque necesitamos sacar equis cantidad de plata’. Entonces, no medimos el horario y eso nos relaja a que podemos pedir algo accesible a que alguien lo pueda llevar», asegura.
VISITAS EXTRANJERAS
Entre las anécdotas que recuerda este artesano, habla con cariño de los jóvenes músicos que colocaron un mate de su puesto en un videoclip porque les hacía «acordar a Barra de Valizas» y que la globalización de las redes sociales hizo que él pudiera enterarse a miles de kilómetros.
«Nos pusimos contentos», expresa.
Mayorga reconoce que es una «locura» recibir fotos de viajeros que se llevaron algún mate de allá o que vieron alguno y les recordó a Valizas, porque, dice, sus piezas «muestran un poquito ese paisaje del ranchito, del pueblo, que todavía sigue siendo un pueblo humilde».
Color en Mate abre su puerta de madera todos los fines de semana del año y el lugar ya es conocido por propios y extraños, que se acercan al pueblo en busca de sus artesanías.
«En estos días vinieron unos chiquilines de Argentina que estaban parando en otro departamento del Uruguay, pero sabían que nosotros teníamos abierto y vinieron a conseguir un mate y eso te hace repensar y decir está bueno lo que uno hace», detalla.
Medio en broma medio en serio, saca pecho al presumir de que en su puesto no hay nada procedente de China, sino que todos los insumos y componentes son «de la vuelta».
«Buscamos que nada haya hecho en China. Ha venido gente a decir: ‘el cable es chino’. No, el cable es brasilero. Busco que el cable sea brasilero. ‘La cadenita del llavero es china’, no, es brasilera. El imán es de Argentina. Nada en contra de China, es más una chanza o jugarreta», concluye.
EFE