El viento produjo árboles y cantidad de ramas caídas que afectan a la comunidad y ponen de relieve la urgente necesidad de encarar un trabajo serio y profesional sobre el arbolado de Santa Ana y El Ensueño.
El amanecer del lunes, después de una tormenta fuerte, trajo una visión frecuente a los habitantes de la zona: cantidad de árboles y ramas caídas. Afortunadamente en su mayoría se trata de arbolado de ornato público y no hubo que lamentar grandes daños materiales.
Una recorrida realizada por Amigos del Bosque da cuenta que la gran mayoría de estas caídas se da en la zona costera o en algunas calles perpendiculares a la costa. Es decir donde el espacio está más abierto y el viento puede ejercer mayor presión. En las zonas donde el arbolado se mantuvo, el mismo bosque hace de protección contra el viento y el daño es muchísimo menor. Es decir: sacar árboles no solo no protege de posibles caídas, sino que las propicia. Es necesario mantener la estructura del bosque para protegerlo y cuidar a sus habitantes.
Hace más de dos años la Asociación Civil Amigos del Bosque realizó un relevamiento con funcionarios de la Intendencia de Colonia donde se detectaron más de 100 árboles y ramas secas en peligro de caída que debían ser removidos con urgencia para seguridad de los ciudadanos.
Ese trabajo recién se comenzó hace un mes y todavía, como muestran las imágenes de hoy, hay mucho por hacer. Porque al finalizar la remoción de los árboles secos, se debe encarar un plan de reforestación con urgencia en las zonas que se han talado, colocando allí árboles nuevos de especies autóctonas que aseguren los servicios que el ecosistema requiere.
Amigos del Bosque continuará insistiendo y ofreciendo colaboración para que este viejo problema de la zona, un problema cultural, ya que proviene de un mal entendimiento sobre cómo tratar y cuidar el arbolado, sea solucionado respetando lo establecido en la Ordenanza de Bosques Costeros. Esperamos desde la IDC la atención y la inmediata acción que se requieren para evitar mayores problemas que lamentar.
Vía: Asociación Civil Amigos del Bosque
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