Diez equipos en 20 años de carrera como futbolista y siete conjuntos en 10 como entrenador hablan bien a las claras de su curiosidad y su deseo por asumir retos complicados, pero ninguno como el que en diciembre pasado llevó a Diego Alonso a convertirse en el «entrenador posTabárez».
Nombrado seleccionador de la Celeste después de 16 años del Maestro y con la obligación de clasificarse para el Mundial de Catar 2022 en las cuatro fechas que restaban, el chico del Cerro de Montevideo que, con 21 años, se dio cuenta «de que quería entrenar» alcanzó el sueño.
En medio de la preparación para los amistosos que la selección afrontará en junio con vistas a la cita catarí, Alonso recibe a la Agencia EFE en el Complejo Celeste, recinto deportivo situado a las afueras de Montevideo, para una entrevista en la que comenta diversos aspectos de su carrera.
«MI FUTURO ERA SER ENTRENADOR»
«Yo fui un entrenador que tuvo la suerte de ser jugador de fútbol, porque yo a los 21 años me di cuenta de que quería entrenar, de que mi futuro era ser entrenador», explica Alonso, quien, como futbolista, militó, entre otros, en el Gimnasia y Esgrima de La Plata argentino, en los uruguayos Peñarol y Nacional y en los españoles Valencia y Atlético de Madrid.
El delantero fue fijándose en quienes lo dirigían y, como apunta, algo de ellos asoma en el hoy seleccionador uruguayo, que fue presentado el 4 de enero de 2022 y debutó el 27 de ese mes en Paraguay, el mismo país donde saltó a la cancha por primera vez como internacional celeste en 1999.
Echando la vista atrás, dice que «de ninguna manera era una locura» asumir el desafío de dirigir a Uruguay «en una situación complicada», como la de las eliminatorias sudamericanas del Mundial tras una serie de malos resultados que derivaron en el cese de Óscar Washington Tabárez; al contrario, siempre lo vio «como una oportunidad».
«Yo le tengo mucho cariño y respeto personal y profesional. Ha dejado un legado y, para mí, lógicamente, es una satisfacción ser el entrenador posTabárez y realmente me siento complacido con todo lo que se pueda generar», afirma al hablar sobre el longevo técnico, quien lo conoce desde su infancia.
Desde que llegó al banquillo más importante del fútbol uruguayo, Alonso ha hecho famosas sus «visualizaciones» y, de la misma manera que comentó, tras la clasificación al Mundial, que él ya sabía que esta llegaría, ahora dice que Uruguay quiere ganar la cita que transcurrirá del 21 de noviembre al 18 de diciembre.
«Yo quiero ser campeón del mundo. Ahora, que lo vayamos a ser, ya son dos cosas distintas. Si lo queremos ser, tenemos que prepararnos para poder serlo», comenta Alonso, quien agrega: «Si lo queremos de corazón y lo queremos de verdad, nos tenemos que preparar para que suceda».
«Me veo abrazándome con un montón de gente. Así me visualizo», declara convencido cuando se le consulta por el día después del Mundial y recita una frase de un dirigente del fútbol mexicano: «Los grandes soñadores nunca cumplen su sueño, lo superan». «Pero hay que prepararse para que pase», agrega Alonso.
EL PAÍS DEL FÚTBOL
Consultado sobre qué aporta Uruguay al mundo del fútbol, no duda en afirmar «jugadores, jugadores, jugadores… y después lo que el jugador da es la competitividad».
Uno de los innumerables emigrantes del balompié local, pues jugó, además de en su país, en clubes de Argentina, México, China y España (además, entrenó en Estados Unidos y Paraguay), explica: «Nacimos entre dos gigantes, como son Argentina y Brasil, y nunca jamás nadie nos dijo que no podíamos. Nadie».
«No nos creemos más, pero tampoco nos creemos menos y competimos. Eso es lo que cada vez que imagino nos toca juntos hacemos y cuando nos toca jugar por separado en cada uno de los países también lo hacemos: competir», asevera.
Uruguay deberá medirse en el grupo H del Mundial de Catar a Portugal, Ghana y Corea del Sur, por lo que aprovechará las distintas ventanas FIFA para aclimatarse, sin que aún tenga confirmada la presencia de Óscar Ortega, el preparador físico del Atlético de Madrid.
«Para mí, es el mejor preparador físico del mundo y que nosotros hayamos tenido la posibilidad de tenerlo en la eliminatoria ha sido realmente una ventaja y estamos felices de que haya sido así. Si tenemos la posibilidad de que esté en el Mundial también estaríamos felices», expresa aunque por el momento no haya novedades al respecto.
Ganador de una Liga mexicana con el Pachuca y de dos Ligas de Campeones de la CONCACAF también con los Tuzos y con el Monterrey, aspira a firmar un buen papel en Catar, consciente de que muchos ojos van a estar puestos en el primer técnico que no es Tabárez en ocupar el banquillo uruguayo desde Sudáfrica 2010.
Consciente de ello, va con «la verdad» por delante y «de forma natural», hablando a sus jugadores «desde el corazón», de manera que el técnico que tuvo «la suerte de ser jugador de fútbol» asume la «responsabilidad» de su labor, pero vive el día a día «con la tranquilidad de ser permanentemente Diego Alonso y no fingir ser otra persona».
EFE
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