Un homenaje a Chopin y una pieza de ‘Gaga’ dan otro aire a la gala del Ballet uruguayo

La directora artística del Ballet Nacional del Sodre (BNS) de Uruguay, María Noel Riccetto, en una fotografía de archivo. EFE/Federico Anfitti

El llamativo contraste entre un creativo homenaje a las composiciones de Frédéric Chopin y una pieza de improvisación ‘Gaga’ del coreógrafo israelí Ohad Naharin da un aire distinto a la nueva gala del Ballet Nacional uruguayo.

Así lo destacó este martes durante una conferencia de prensa en el taller de telones del Auditorio Nacional la directora artística del Ballet Nacional del Sodre (BNS) del país, la uruguaya María Noel Riccetto, quien apuntó que la gala que va del 23 de junio al 3 de julio será «una de las más emocionantes del año».

La exbailarina, que sucedió en 2021 al español Igor Yebra como directora de la compañía, expresó que la idea para la temporada fue combinar dos ballets «totalmente diferentes» para mostrar la versatilidad de los bailarines, algo que, argumenta, se logró con los títulos «Sen Chopina» y «Minus 16».

Sobre la primera, cuyo título se traduce del polaco como «el sueño de Chopin», Riccetto destacó que surgió del ingenio de la coreógrafa Marina Sánchez como una vuelta de tuerca al tradicional ballet «Las Sílfides».

Según explicó Sánchez, que trabajó la pieza mano a mano con el pianista Esteban Urtiaga, el foco estuvo en llevar la pieza del ruso Michel Fokine a una versión «no tan del norte», con una paleta de colores «otoñal», que apela a rojos, naranjas y ocres, y unos movimientos más neoclásicos, «soltando un poco el romanticismo».

Así, mientras Urtiaga exploró en lo musical cambiar la orquesta con la que se conoce este ballet por una interpretación a piano porque «para cualquier músico, Chopin es un pianista» y su música presenta así otras «sutilezas», la obra se construyó con «pequeños homenajes» tanto al polaco como a Fokin.

Por otro lado, Riccetto recalcó como un «honor gigante» tener como segunda pieza de la gala una obra de Naharin, coreógrafo israelí que calificó de «revolucionario» por su distintiva técnica de danza «Gaga», que apuesta por «empujar a los bailarines a desafiarse a sí mismos de maneras nuevas y diferentes».

El exbailarín y escenógrafo Erez Zohar, que arribó a Uruguay para comenzar el trabajo con los bailarines este lunes, subrayó por su parte que esta pieza, creada por Naharin a partir de dos composiciones, busca explorar la «libertad interna» de cada integrante del elenco.

«Es hecha con delicadeza, salvajismo, humor y también le deja a la audiencia sentir lo que el bailarín está sintiendo en el escenario», remarcó el israelí, quien también aludió a la diversidad musical de «Minus 16», donde se mezcla canción tradicional israelí con chachachá, mambo y hasta piezas de Chopin.

Para Riccetto, concretar esta obra «costosa» y que supone grandes desafíos técnicos fue un sueño, pues, dijo, «son pocas o muy bien elegidas» las compañías que bailan el material de Naharin y, sin embargo, el israelí dijo «sí» a su propuesta sin dudarlo.

EFE

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