Especialistas en recursos acuáticos, personal de la Armada y expertos en tecnología participaron este miércoles en la presentación de una serie de herramientas de vigilancia marina que usan la inteligencia de datos para conocer la acción de los humanos en los océanos.
Así lo explicó a Efe en el marco de esta actividad de intercambio que coincide con el Día Mundial de los Océanos el biólogo Andrés Milessi, coordinador del proyecto Un Solo Mar, iniciativa de organizaciones de Brasil y Uruguay para preservar la biodiversidad en el Atlántico y apostar a la creación de áreas protegidas marinas.
“Uruguay tiene más territorio marítimo que terrestre y, sin embargo, las políticas ambientales están atrasadas a nivel internacional”, indicó Milessi, responsable de impulsar este intercambio entre Global Fishing Watch, organización dedicada al monitoreo de los océanos, y las autoridades uruguayas con competencia en esta temática.
Asimismo, el biólogo explicó que el océano es un “reservorio inmenso de carbono” que facilita que en Uruguay las temperaturas sean “habitables” y aseguró que “si bien Uruguay se comprometió en 2020 a proteger el 10 % de su océano, actualmente protege solo el 1 %” de estos territorios.
Según las convenciones internacionales, para mitigar los efectos del cambio climático cada país debe proteger “un 30 % de su territorio oceánico”, expresó el responsable de Un Solo Mar.
Por este motivo, la iniciativa que lidera propuso, a fines de 2021, la inclusión de dos áreas protegidas marinas de entre 10 y 15.000 kilómetros cuadrados cada una, “el equivalente a la superficie del departamento de Tacuarembó (centro de Uruguay)”, ilustró el biólogo.
Una de las áreas marinas protegidas incluye la zona de la Isla de Lobos y de fondos rocosos con una altísima diversidad de más de 50 especies de fauna.
El otro área protegida propuesta por Un Solo Mar se sitúa en una zona de mayor profundidad, limítrofe con Brasil, que cuenta con gran variedad de corales.
Las herramientas presentadas son de gran importancia para monitorear la acción humana y los barcos de pesca ilegales que operan en estas zonas, continuó Milessi.
Por su parte, Alejandro Canio, representante en América Latina de Global Fishing Watch, indicó que estas aplicaciones tecnológicas ofrecen datos e información a los gobiernos para que sus responsables puedan hacer el correspondiente control, monitoreo y vigilancia.
«En los últimos años ha habido un cambio radical en los sistemas de monitoreo, control y vigilancia pesquera, particularmente en nuestra región», aseguró Canio que, junto al equipo de su organización, diseña mapas de localización de pesqueros y herramientas con información ambiental, como estabilidad o temperatura del agua.
Belice, Brasil, Costa Rica, Chile, Panamá y Perú son algunos de los países donde ya se utiliza esta tecnología para implementar políticas de transparencia pesquera que permiten que tanto los gobiernos como la ciudadanía tenga los ojos puestos en el mar y sus recursos.
EFE
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