Por Concepción M. Moreno
Cincuenta millones de dólares (47 millones de euros) en cuatro años por venta de jugadores. Doce por Darwin Núñez. Tricampeón de la Copa Intercontinental y pentacampeón de la Libertadores, el Peñarol uruguayo es hoy una inagotable «fábrica de jugadores» que exporta al mundo entero.
Nombres legendarios para el fútbol uruguayo como Fernando Morena o Diego Forlán estuvieron vinculados, de una u otra manera, al club aurinegro. Ahora otro delantero con pasado ‘manya’ se ha convertido en el jugador mejor pagado en la historia del Liverpool y el que más beneficio total ha dejado en las arcas de su antiguo equipo.
«Darwin es el jugador que aportó mayor cantidad de ingresos al club con esta última transferencia», explica a la Agencia EFE Evaristo González, secretario general del Club Atlético Peñarol, quien valora en unos 12 millones de euros esa cifra.
Al dinero que el Peñarol obtuvo de su venta en 2019 al Almería, en la Segunda División española, la entidad aurinegra sumó el 25 % de su pase al Benfica en lo que ya fue un fichaje récord para el fútbol portugués (25 millones) y ahora los derechos de formación (pues cumple los 23 el 24 de junio), un 3 %, de la compra por parte del Liverpool (97 millones).
El caso de Núñez se suma a los exitosos -para la gestión aurinegra- de Brian Rodríguez, Facu Torres, Facu Pellistri o el último, Agustín Álvarez, emigrados en los últimos 4 años a Los Ángeles F.C., Orlando City, Manchester United y Sassuolo, respectivamente, cuando tenían entre 19 y 21 años.
Aunque González comenta que con frecuencia reciben ofertas «muy tentadoras» por jugadores cada vez más jóvenes, el club «está tratando de llegar» a mantenerlos hasta que tienen 20-21 años, «porque no es lo mismo vender a un chico de 17 años, con 6 partidos en Primera División, que vender un chico con 20, goleador en la Sudamericana (como Álvarez) o mayor trayectoria en el club».
Con su experiencia, ha visto a jóvenes frustrarse por no disputar muchos minutos y, en cambio, habla del «proceso de crecimiento» de Darwin Núñez, quien salió de Uruguay a la categoría de plata del fútbol español antes de saltar a un importante club como el Benfica y, tras una segunda excelente temporada como ‘Pichichi’ en la Liga portuguesa, a su reto inmediato: el Liverpool.
«Ese proceso termina hoy en la liga más importante, que es la Liga inglesa, con un cuadro finalista de Champions y uno de los técnicos probablemente más importantes que hay en el mundo (Jürgen Klopp)», resalta el secretario general del Peñarol, quien afirma que el entrenador alemán «le va a sacar todo el potencial al jugador».
Uno de los que salió bien jovencito del club fue Fede Valverde, algo que hoy lamentan en las filas aurinegras al ver que el Real Madrid pagó por él 5 millones de dólares y su valor actual de mercado, según el portal especializado Transfermarkt, es de 70.
«Yo no tengo la menor duda (de) que si Valverde, en lugar de venderlo a los 17, lo hubiéramos vendido a los 20 o 21, con un proceso de selección uruguaya, no lo hubiéramos vendido nunca por ese valor, sino muy superior», indica González.
Hoy aquel ‘Pajarito’ que salió del Peñarol triunfa no solo en el Real Madrid, donde su entrenador, Carlo Ancelotti, dijo que era «intocable», sino también en la selección uruguaya, donde es uno de los pilares de la generación llamada a relevar a los Suárez, Godín y Cavani, y hasta su entrenador, Diego Alonso, le cambió el apodo por el de ‘Halcón’.
Para mantener activa la «fábrica de jugadores», la directiva del Peñarol planifica la construcción de una Ciudad Deportiva, que incluya una vivienda para unos 40 futbolistas adolescentes que, al dejar a sus familias en el interior del país, se muden a un lugar donde seguir con su formación académica y, por supuesto, futbolística.
«Uno de miles llega a la gloria, pero todos los que quedan la intención de Peñarol es que sean mejores personas», argumenta González, quien afirma que valores como «responsabilidad» o «compromiso» los aprenden en la institución.
Tras una inversión inicial de 6 millones de dólares, el total de la obra, que incluirá varios campos de fútbol y demás instalaciones que la equiparen a otros grandes complejos deportivos del mundo, ascendería a unos 12, es decir, la misma cantidad obtenida por la formación y venta de Darwin Núñez.
No obstante, reconoce que «Uruguay tiene que seguir teniendo esa cantera de jugadores educados en un potrero», esos terrenos baldíos de tierra o con césped en mal estado donde se forja, desde la infancia, la conocida «garra charrúa» que hace que los futbolistas uruguayos, como los que salen de la «fábrica» de Peñarol, sean apreciados en todo el mundo.
EFE