Por Rodrigo García
El nombramiento de Silvina Batakis como ministra de Economía de Argentina, en sustitución de Martín Guzmán, que renunció tras dos años y medio en el cargo, abrió este lunes un nuevo escenario en el complejo periplo político y económico que transita el país, que los mercados bursátiles y cambiarios miran con desconfianza en un contexto de enorme incertidumbre.
Tras un fin de semana de infarto -desde que Guzmán se despidió por Twitter el sábado y el presidente, Alberto Fernández, decidió su reemplazo en la noche del domingo- la semana no ha comenzado con signos de tranquilidad: la bolsa de Buenos Aires abrió con pérdidas de en torno al 3 % y el precio del «dólar blue», al que puede acceder la población por las fuertes restricciones para comprar en el canal oficial, saltó más de un 17 %, lo que probablemente, como es habitual, se traslade a los precios, elevando la inflación.
Todo, mientras el mandatario -que aún no ha comparecido públicamente- se reunía en su residencia, por primera vez tras designarla, con la flamante ministra, que jurará el cargo en las próximas horas en un acto en la sede del Gobierno en Buenos Aires.
Batakis tiene como antecedente haber sido, entre 2011 y 2015, ministra de Economía de la provincia de Buenos Aires, cuando estaba gobernada por Daniel Scioli, y desde 2019, cuando llegó Fernández al poder, ha sido secretaria de Provincias del Ministerio del Interior de Eduardo ‘Wado’ de Pedro, uno de los ministros más cercanos a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, cuyas fuertes críticas a la gestión de Guzmán derivaron en su renuncia.
«Cristina yo sé que tiene una alta valoración de ella (Batakis)», dijo hoy el propio Scioli, que desde hace unas semanas es ministro nacional de Desarrollo Productivo tras la decisión del presidente de cesar a Martín Kulfas, otra víctima de la lucha interna en el peronismo, entre el sector kirchnerista -que encabeza la también expresidenta (2007-2015)- y el mandatario y su entorno.
UNA DISPUTA QUE VIENE DE LEJOS
Esta disputa entre los Fernández se remonta a 2021, cuando el gobernante Frente de Todos fue derrotado en las elecciones legislativas. Un hecho que llevó a la vicepresidenta, en sus escasas pero estratégicas apariciones públicas, a lanzar directas e indirectas críticas hacia la gestión gubernamental, en especial en el área económica.
Una tensión que se elevó cuando, en marzo pasado, Guzmán, avalado por el presidente, firmó un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar -ante la imposibilidad de hacer frente a las condiciones originales- el crédito de 44.000 millones de dólares otorgado en 2018, durante el Gobierno del liberal Mauricio Macri, máximo enemigo político de los Fernández.
Los reproches de la vicepresidenta -que fue quien eligió a Alberto Fernández para competir juntos en las elecciones de 2019 y cuyo poder político es crucial- se han centrado en el ajuste fiscal que asegura conlleva ese convenio, y durante meses se especuló con la salida de Guzmán, a quien el presidente siempre defendió.
«La imagen presidencial, ya previo a la salida de Guzmán, estaba muy devaluada, esto es un golpe más, quizá es golpe más fuerte porque estamos hablando del ministro de Economía en medio de una gran crisis económica y social», expresó a Efe el analista político Patricio Giusto.
Pese a la polémica, ahora, con el cambio de ministra, el programa económico va a seguir siendo el mismo, según aseveró este lunes la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti. «El programa económico que se estaba llevando adelante sigue su rumbo y sigue garantizado, porque es lo que nos permite seguir avanzando en lo que nos habíamos comprometido», señaló.
«Silvina Batakis es una gran economista, una gran compañera de trabajo (…), muy sensible, muy sensata y además muy feminista y defensora de las cuestiones ambientales y de genero», agregó la portavoz, que definió a Guzmán como «un excelente ministro» cuyo plan ha permitido crecer a «tasas increíbles», mejorar las cifras del empleo y llegar a acuerdos con los acreedores de deuda «muy beneficiosos para el país».
ESCENARIO INCIERTO
Si bien en 2021 la economía argentina salió de tres años de recesión, numerosos problemas siguen enquistados: principalmente la altísima inflación, la devaluación del peso y la falta de dólares en el Banco Central para, entre otros asuntos, poder importar energía cada vez más escasa en el país, sin olvidar la necesidad de cumplir con las metas acordadas con el FMI.
Un panorama que se suma a la complicada relación entre el presidente y la vicepresidenta, que el domingo, en un último intento de destrabar el nombramiento de la nueva ministra y al parecer gracias a la intervención de varios intermediarios, acabaron charlando por teléfono tras meses de tensiones.
«El futuro del Gobierno es incierto. Es muy difícil pensar que un presidente sin autoridad puede seguir gobernando Argentina en estas condiciones, ya ni siquiera controlando un ministerio tan importante y decisivo como es el de Economía», advirtió Giusto.
Y el analista fue más allá: «La gran incógnita es: ¿Cristina Kirchner ya decidió hacerse cargo del Gobierno antes de que termine Alberto Fernández, decidió terminar de erosionarlo para que termine cayendo y ella tener que asumir (la presidencia)?. Yo creo que esa es la gran pregunta que está abierta».
EFE
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