Organizaciones sociales y políticas participan este domingo de la tradicional marcha de San Cayetano, que cada año se celebra en Buenos Aires en honor del patrono del pan y del trabajo y que en esta ocasión se produce en el complicado escenario económico que arrastra Argentina, de «asfixiante» inflación, devaluación del salario y elevadas cifras de pobreza.
Las organizaciones sociales se concentraron este domingo en el barrio capitalino de Liniers, a metros del santuario, donde cada agosto incontables devotos del santo italiano acampan varios días en los alrededores del templo para poder ingresar el día 7 a pedir trabajo o agradecer el que han conseguido con su favor, y que este año volvió a abrir sus puertas tras dos años de pandemia.
El arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de Argentina, Mario Poli, presidió este domingo la misa central en el santuario, donde advirtió que el pan “se hace mas inalcanzable a causa de la inflación asfixiante” que padece Argentina y “que genera miseria”, tras exhortar a las «actitudes solidarias y fraternales» que “permitan reconstruir esta Argentina” que hoy “duele a todos”.
SALARIO UNIVERSAL
Mientras tanto, la columna de manifestantes de las organizaciones sociales marcharon al centro de la ciudad de Buenos Aires, con el fin de “pelear” por pan, paz, tierra, techo y y trabajo e “impulsar” una ley para crear un marco a la llamada «economía popular» con propuestas como el salario universal y el acceso a la tierra, según la consigna difundida por la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), que impulsa la marcha.
Las organizaciones sociales que marchan están ligadas al oficialismo y lo hacen menos de una semana después que asumió el nuevo ministro de Economía, Sergio Massa, que anunció medidas que no respondieron a sus demandas, en un contexto en que la expectativa de inflación es superior al 90 % para este año y la de pobreza por encima del 40 % en el marco de fuertes desequilibrios macroeconómicos.
«Frente a la agenda del sector concentrado que puja por intereses particulares en detrimento de las mayorías, especulando y remarcando sin resignar nada», la UTEP colmó las calles para «imponer» su «agenda que puja por los intereses y las necesidades» de los de abajo, reza la consigna.
INFORMALIDAD
Las demandas por los más vulnerables se dan también en un contexto en que la tasa de desempleo de Argentina era de sólo 7 % en el primer trimestre de este año.
“En Argentina lo que hay es mal trabajo”, dijo a Efe el presidente del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), Jorge Colina, ya que “la tasa de desempleo es relativamente baja, de un dígito, pero la informalidad es del 50 %”, respecto de los asalariados que trabajan en negro y los cuentapropistas.
“La mitad de la gente está en la informalidad, tiene trabajo, pero mal pago y precario”, precisó.
Con esos empleos mal pagos, los argentinos enfrentan una inflación que ya corría al 64 % en junio pasado y que es la que “aleja las inversiones», sin las cuales «no hay creación de empleo formal, de buena productividad”, explicó Colina. “La informalidad es la válvula de escape al desempleo”, agregó.
Para Colina, “los pobres son gente que trabaja en la informalidad, que trabaja mucho, pero no le alcanza para salir de la pobreza”.
En este contexto, los trabajadores vulnerables reciben tres tipos de ayuda sociales, la llamada Asignación Universal por Hijo, la tarjeta alimentaria y los planes sociales, que llegan a trabajadores informales o personas que no buscan trabajo, explicó Colina.
Las organizaciones sociales que intermedian esos planes sociales abonados por el Estado están siendo cuestionadas por la política y la ciudadanía y algunas de ellas son las que este domingo marcharon desde el santuario de San Cayetano.
De hecho Massa promueve una auditoría de los planes sociales y programas de capacitación para la vuelta al trabajo formal. (EFE)