Doce millones de vacas, en su mayoría de razas de origen británico, pueblan el verde mar de la pradera uruguaya. Angus y Hereford son las preferidos por los criadores que, en estos días, compiten con sus mejores animales en la Expo Prado, la mayor feria ganadera y agroindustrial del país.
«Carnuda y femenina» son dos de los adjetivos más repetidos por los jurados de este singular concurso en el que, como si de un desfile de moda se tratara, las vacas pasean ante la escrutadora mirada del jurado y el público que puebla las gradas.
Pero no se trata solo de ver, también hay que analizar las características físicas del animal, explica a Efe Héctor Saravia, un criador de Angus que compite por segunda vez en esta cita de la excelencia vacuna.
A su lado, su amiga Cristina Carrasco, criadora de Hereford y experta en esta cita ganadera a la que acude desde que tiene uso de razón, como ella misma señala, le muestra los parámetros a valorar en el concurso.
«Se premian los valores genéticos, la presentación, que es muy importante, y también el estado corporal de los animales», relata Saravia mientras sostiene en sus manos un folleto con las características de cada una de las vacas en el que no cesa de hacer anotaciones.
Saravia se jubiló de arquitecto en 2001 y decidió volver a sus orígenes en el departamento (provincia) de Treinta y Tres (noreste), para dedicarse a su pasión, el ganado, y específicamente a la crianza de animales «nobles» de raza Angus.
En su establecimiento, bautizado como Yrundy Yvyty, que significa cuatro cerritos en guaraní, campan a sus anchas Ónix, Carbón, Grafito o Turmalina, que reciben estos nombres debido al característico pelaje negro de esta raza de origen escocés.
Por su parte, Carrasco, criadora por tradición familiar, pues sus parientes comenzaron con la cabaña «La figurita» en 1941, señala que para ser ejemplares de concurso, las peludas vacas marrones de cabeza blanca deben tener «buen hueso, mucha profundidad de costillas y mantener su pelaje».
LA LIGA DE LAS ESTRELLAS
Con apenas dos décadas en el rubro, Saravia explica que su cabaña es modesta pues compite con establecimientos que tienen «cinco generaciones de criadores» que se dedican, desde siempre, a esta variedad.
«Es como jugar con el club Relámpago de Treinta y Tres, la ciudad de la que soy oriundo, contra el Barcelona de Luis Suárez, Lionel Messi y Neymar», ilustra el criador en alusión a las diferencias entre su participación, con tan solo una vaca en competencia, y la de las cabañas con más trayectoria que cuentan con decenas de animales en el concurso.
«La gente que me conoce, amigos, familiares, me dicen: Héctor, es un triunfo que entre tu vaca, que compita con fulano y mengano», admite emocionado.
Para conseguir que su vaca llegue hasta esta feria y compita con animales de «genética privilegiada», Saravia debe realizar un trabajo «cuerpo a cuerpo» todos los días.
«Cuando están aptas para concurso recurro a un centro de capacitación», explica Saravia, «para trabajar la mansedumbre y acompañar el desarrollo para que así se exprese lo mejor posible en la pista».
Cascarilla y Paisana, son las dos «figuras» de Hereford que Carrasco trajo este año al concurso.
«Cuando las eliges de chiquitas tienes que ver qué tamaño tienen, cómo crecen y de qué forma van ganando peso», explica sobre el proceso de selección de las estrellas de su rebaño.
«Hay que entrenarlas todos los días para que aprendan a cabrestear y moverse bien», asegura la criadora.
COSMÉTICA BOVINA
Este entrenamiento se complementa con tratamientos estéticos como la colocación de una laca que hace que el pelaje de estos animales luzca brillante.
En el estilo de concurso uruguayo «es importante afeitarlas (a las vacas) un mes antes de venir para que se aprecie que no tienen imperfecciones en su forma cilíndrica», señala Saravia.
Sin embargo, parece que esto no ocurre de igual forma en la otra orilla del río de la Plata puesto que, según relata el ganadero, «en Buenos Aires las dejas peludas, hay especialistas que les baten el pelaje y así, a la vista, le mejoran todos los defectos».
Si bien comparten el uso de laca, el estilo de las vacas Hereford para competir es distinto y lucen el pelo más largo y una arreglada cola cuyo extremo simula un algodón de azúcar.
Durante la Expo Prado, como si de hinchadas de fútbol se tratara, fanáticos de Angus y Hereford lucen pegatinas en sus termos y bordados en sus camisas inspirados en la raza de su preferencia.
Dos estilos de vaca con los que Uruguay genera su producto estrella, la carne de exportación. Dos emblemas del campo que durante esta semana desfilan en la capital. (EFE)
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