Por Santiago Carbone
Medallista panamericano y abanderado olímpico, el regatista uruguayo Ricardo Fabini se prepara para afrontar a los 55 años un nuevo reto en su carrera: participar por primera vez en unos Juegos Sudamericanos.
¿Por qué fueron tantos años sin disputar una competición de este tipo? «La verdad que es algo que el destino lo dispuso así», dijo durante una entrevista con Efe.
Y aunque ya participó en dos Juegos Olímpicos, eso para nada le pesó a la hora de sumarse a la lista de 317 deportistas que representarán a su país en Asunción desde el 1 de octubre.
Fabini dice que es «un orgullo y una responsabilidad» ser uno de los más veteranos de la delegación uruguaya.
«Podemos transmitirle muchos conocimientos a deportistas jóvenes desde tranquilidad y consejos», dijo desde el velero que navegará en los XII Juegos Suramericanos.
ASUNCIÓN, UN CAMINO PARA LLEGAR A LA REVANCHA
Clasificarse a los Panamericanos de 2023 es un objetivo del uruguayo.
«Los Sudamericanos son la primera parte de mi preparación para los Juegos del año que viene. Nosotros tenemos que clasificar al país y después tenemos que clasificar nosotros», explicó.
En Lima 2019, la dupla de bote mixto conformada por Fabini y Florencia Parnizari se quedó con la medalla de plata. Allí el regatista comenzó a pensar en la revancha.
No obstante, en los Sudamericanos el uruguayo navegará al lado de Carolina Rodríguez debido a que Parnizari se encuentra trabajando en California.
«Hemos armado equipo con Carolina con quien ya hemos entrenado en el Campeonato Sudamericano en Buenos Aires. En esta primera etapa de preparación creo que vamos a luchar como siempre por la victoria y creo que tenemos buenas expectativas de estar en el podio», dijo.
LOS JUEGOS OLÍMPICOS, UN RECUERDO PARA TODA LA VIDA
Más allá de su expectativa por lo que sucederá entre 2022 y 2023, Fabini tiene claro que volver a los Olímpicos no es una opción.
«Es una decisión personal ya que considero que no están los recursos como para poder afrontar una campaña olímpica en una forma seria», explicó.
Pese a esto, no olvida ningún detalle de lo que significó competir en Barcelona 1992 y Atlanta 1996.
«Ser dos veces deportista olímpico la verdad que es un orgullo enorme. Poder entrar a desfilar con tu país en un estadio olímpico son esas cosas que te quedan marcadas para toda tu vida. Yo tuve la suerte de ser abanderado en Barcelona y creo que es de las cosas más lindas que me han pasado en el deporte», recordó.
«Estar en una villa olímpica como estábamos en ese momento y poder almorzar un día con Carl Lewis, otro día con Jim Courier, otro día ver cómo entraban los del Dream Team de básquetbol y ver como se sentaban en la mesa al lado tuyo era impresionante», agregó.
Fabiani tiene fresco el recuerdo del día que se encontró con el velocista Linford Christie, quien poco antes había ganado la final de los 100 metros.
«Fuimos a saludarlo porque dijimos: vamos a darle la mano al hombre más rápido del mundo. Son esas cosas que la villa olímpica te permite, que son inimaginables para un deportista de un país tan chico como el nuestro», expresó.
LA VELA Y EL VOLANTE
Fabini viajó de Montevideo a Lima conduciendo un vehículo y remolcando su velero, algo que hará nuevamente.
«A Paraguay voy a llevar mi barco y voy a manejar yo hasta Encarnación ida y vuelta. Si me toca ir a los Juegos Panamericanos también lo voy a hacer de la misma manera. Es parte de lo que el deportista tiene que trabajar. Tanto el entrenamiento como la preparación de la embarcación y toda la parte psicológica son muy importantes», explicó.
La «pasión» por su deporte, dijo, es lo que hace que año tras año continúe teniendo una meta, a pesar de sus cuatro décadas de trayectoria.
No piensa en despedidas pues su hija de 10 años desea competir con él en la categoría ‘Snipe’ mixta, aunque para eso deberá esperar otros seis.
«Ella es la próxima que quiere competir conmigo en un Juego Panamericano y poder cumplir el sueño de padre-hija de estar en unos juegos», declaró.
Con 55 años de vida Fabini no duda: «Yo creo que hay ‘Ricky’ para rato. (EFE)