Por Alejandro Prieto
El curioso acto de entrar por el umbral de una puerta desconocida a un entorno en que las paredes irradian historia y los objetos desempolvan recuerdos al hablar de otros tiempos es el motor de cada Día del Patrimonio, la cita anual en la que los uruguayos se vuelven turistas en casa.
Entrar a los amplios salones donde roba las miradas una altiva araña de cristal, encontrar recovecos poco explorados en una Catedral o entrar a aquel edificio antiguo donde, por funcionar una concurrida oficina, recorrer los pasillos un día cualquiera no sería un paseo es la diversión que mueve a miles de sus casas este fin de semana.
MEMORIA TAPIZADA
«La escalera colorada era ese puente entre la casa y un mundo aventuroso e inexplorado, había una emoción particular en ese espacio rojo, vertical, envolvente y apenas iluminado que favorecía las confidencias», narra por un parlante Antonio «Taco» Larreta (1922-2015) en la que fuera su casa en el casco histórico de Montevideo, la Ciudad Vieja.
Es que esa casa construida en 1912, que perteneció a los abuelos maternos del célebre actor, crítico teatral y guionista y hoy es sede de la Escuela del Cine del Uruguay (ECU), es una de las que este sábado recibe con una atractiva propuesta de recorrido un flujo de visitantes constante.
Se trata de un viaje acompañado por Larreta, quien vivió allí durante su infancia y rememoró esos días en su libro de 2002 «El jardín de invierno», cuyos pasajes narrados pueden ser oídos por los visitantes tanto en la «escalera colorada», llamada así por su tapizado carmesí, como en las demás habitaciones.
La visita lleva también al salón que da al balcón de la casa, donde por videoconferencia se ofrece una charla con Anna Larreta, sobrina del artista cuyo centenario del nacimiento coincide con el de su amiga, homenajeada en esta edición del Día del Patrimonio, la actriz Concepción ‘China’ Zorrilla.
Larreta pone en palabras memorias de su vínculo con su tío materno, quien, dice, tuvo con ‘Carmucha’, su madre, una infancia similar a la que plasma en «Fanny y Alexander» el cineasta Ingmar Bergman.
«Los decorados de teatro se hicieron siempre con trozos que quedaban de muebles en la casa de mi madre o en la de Taco de (la antigua casa familiar de la calle) Sarandí. Los objetos de esa casa hablan tanto que hasta los escucho yo desde aquí desde hace no sé cuántos años», señala la escritora uruguaya, que reside en París.
CUENTOS CHINOS
A lo que Larreta la recuerda en la charla como una persona «de una lealtad increíble», el espíritu de China Zorrilla late más que nunca en Montevideo, que, con actividades recreativas en casi todos sus barrios, la evoca tanto dentro de sus pantallas de cine como fuera de ellas.
Entre las muestras más destacadas aparece en el Archivo Nacional de la Imagen y la Palabra del órgano cultural público Sodre «Cuentos Chinos», una exposición dedicada a conocer a la actriz uruguaya, que brilló primero en las tablas de Montevideo y triunfó en teatro, cine y televisión tras asentarse en Buenos Aires en 1971, «desde muchos ángulos».
En un espacio luminoso, los visitantes se topan allí con fotografías de la actriz en su faceta más joven, como una pupila de la maestra española exiliada en Uruguay Margarita Xirgu (1888-1969) o con la reproducción de sus partituras de canción para la puesta de «El diario privado de Adán y Eva» de 2004, en la que actuó pero también compuso, una faceta menos conocida.
En el Museo Zorrilla, que fuera la casa de veraneo de su familia en el barrio Punta Carretas, la artista aparece en otro formato, pues, para la muestra «Teselas de vida», Aldo Lamarte reconstruye con mosaicos de fotos en miniatura distintos retratos de ella que invitan al visitante a mirar de cerca.
En tanto, en la Catedral Basílica de la ciudad, también se dedica un espacio del templo a homenajearla, pues a un costado de la nave central una pequeña vitrina expone algunos bocetos de vestuario, folletos y recortes de prensa sobre la primera obra teatral que interpretó Zorrilla, «La Anunciación a María» de Paul Claudel. (EFE)