Por Alejandro Prieto
Siguiendo pistas a lo Sherlock Holmes, investigadores y familiares de artistas rescataron para reunir y exhibir cientos de obras de alumnos del Taller Torres García, la mítica escuela del maestro del Universalismo constructivo con la cual Uruguay tiene un «debe» por resarcir.
Azul, rojo y amarillo, cuadrado, círculo y triángulo: estos son los caracteres básicos del singular lenguaje que, de una pared a otra, vuelve a comunicar tras un postergado reencuentro las pinceladas de una generación tan vigente como el célebre legado de su maestro.
DE BÚSQUEDA Y RESCATE
Hermanadas desde que fueron concebidas como parte de la dinámica artística de la también denominada Escuela del Sur, impulsada por el uruguayo Joaquín Torres-García (1874-1949) tras el regreso a Montevideo en 1934, son tres los museos de la ciudad que, después de décadas, concitan su reunión.
Sin embargo, como explica el presidente de la Fundación Gurvich, Martín Gurvich, para que la cita se concretara tanto en el Museo Gurvich como en el Museo Histórico Cabildo y la sala Carlos Federico Sáez del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, hubo que sortear diversos obstáculos.
«Algunos (cuadros) tuvimos que ir a Argentina a buscarlos porque la obra se fue a Argentina y no está en Uruguay, entonces es todo un rescate, una investigación tipo Sherlock Holmes de conseguir obras, contactar a los familiares e ir a Buenos Aires o a diferentes partes del Uruguay», señala.
Es que, como puntualiza la curadora María Eugenia Méndez, la última exposición investigada sobre el Taller Torres García (TTG), data de 1991, cuando se presentó en el Museo Reina Sofía de Madrid y luego fue de gira «La Escuela del Sur. El taller Torres-García y su legado».
Si bien, acota Méndez, en 2017 el Museo Gurvich alojó una muestra sobre el TTG en colecciones privadas, la ahora inaugurada en tres salas con un total aproximado de más de 200 piezas de 56 artistas bajo el título «El maestro y los compañeros de Gurvich en el Taller Torres García» no solo se distingue por su extensa investigación sino que es la más abarcativa desde la época de actividad del TTG.
Gurvich coincide y destaca que en tanto constituye ahora «la colección pública más importante» del TTG, seguramente se la pueda exponer fuera de Uruguay.
«Sería interesante llevarla a Argentina, que es donde hay más interés (…) en el año 2024, que se celebran los 150 años del nacimiento de Torres-García, se podría presentar una parte de esta colección en algún museo de Buenos Aires. Vamos a empezar las gestiones próximamente», asegura.
COLORES PUROS Y NOMBRES OLVIDADOS
A cargo de la sección del Museo Gurvich, donde se reúnen obras del período inicial del TTG que abarcan, por un lado, estudios al natural, bodegones, retratos y paisajes y por otro ejercicios del a cargo de los alumnos, así como, a modo de broche, una selección de obras del maestro Torres-García, Méndez abunda en lo particular de esta producción.
En concreto, puntualiza que si bien una parte de los trabajos es «lo más característico del Taller», pues aparecen en esas piezas los «estudios en colores puros» y los constructivos «con y sin símbolos» que más se asocia al impulsor del TTG, también están presentes los «estudios de orden mental», en los que los artistas hacían «un proceso de síntesis de la visualidad».
«Hay pintura en su gran mayoría y después tenemos artes aplicadas en cerámica, metales. Es muy interesante poder apreciar la versatilidad que presentó el taller», detalla la curadora, quien, indica, dedicó su investigación a las lecciones de Torres-García, las cuales apuntaban a «algo mucho más profundo» que lo estético, pues la escuela tenía «un gran marco conceptual filosófico».
Otra fue la tarea de la directora del Museo Cabildo, Rosana Carrete, pues quien hizo la curaduría de una selección de obras producidas por los alumnos en la etapa posterior al cierre del TTG en 1963 dice haberse encontrado con «derivas muy disímiles», pues algunos artistas tuvieron trayectorias conocidas y otros quedaron más relegados.
«Una de las cosas que llama la atención es la variedad de soportes. Tenemos desde piezas en piedra, en ladrillo, en madera; joyas, alhajeros, obra plana, óleo sobre madera, sobre cartón, o sea que es muy disímil», acota sobre la selección de obras de artistas que resultó de «presencia femenina importante».
RESARCIR Y CULTIVAR LEGADO
«Uruguay tiene una especie de deber hacia el Taller Torres García porque hay una falta de visibilidad pública, no hay un museo del Taller, hay pocas obras en instituciones públicas; no se hacen tantas muestras de calidad del Taller», reflexiona Gurvich, cuya presencia tiene un peso especial, pues esta muestra también es un homenaje póstumo de su padre, José Gurvich, a maestros y compañeros del TTG.
Méndez, que celebra que también el Museo Torres García y el organismo cultural Sodre se sumen a esta muestra con exhibiciones propias en torno a artistas del TTG que se inaugurarán el 7 de diciembre, va más allá y piensa en el legado de una generación de la que surgieron grandes nombres quizás hoy injustamente olvidados.
«Hay muchos artistas que no se conocen y que pertenecieron a la escuela y eso muestra un poco el impacto que tuvo, porque pasaron cientos de discípulos», expresa, y llama a cultivar la memoria a futuro.
«Si nosotros no hacemos algo para cultivar, para enseñar respecto a la escuela más importante que tuvo América de arte, se pierde y esa escuela fue de aquí de Uruguay, ahí está la relevancia de preservar en nosotros mismos los uruguayos el valor de la escuela», remata. (EFE)
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