Calidad y pasión: claves de la parrilla del Río de la Plata

Por Álex Gutiérrez Páez

La pasión de las personas por reunirse frente al fuego y la calidad de los alimentos son dos de los ingredientes de la parrilla del Río de la Plata, una zona del mundo conocida -entre otras cosas- por el fútbol y por el asado.

Encender el fuego para cocinar a las brasas es allí un ritual que reúne amigos y familiares para compartir algo que va mucho más allá de una comida.

«¿Estás peleado con los parientes? Hacemos un asado y lo arreglamos. El asado es ese punto de reunión donde todo el mundo sabe que va a disfrutar y compartir».

Así lo dice durante una entrevista con EFE el asador profesional uruguayo Sebastián Manito, quien recientemente trasladó su amor por la parrilla a un libro de casi 400 páginas repletas de consejos y recetas.

La leña que se debe utilizar, las herramientas del asador, los puntos de cocción, los diferentes cortes de carne y los condimentos que se deben utilizar aparecen en «Manual de parrilla del Río de la Plata» -de Aguaclara Editorial- en el que también hay recetas de pollo, cerdo, pescado, queso, frutas y verduras.

«El libro está pensado para que cualquiera pueda entender que más allá de cocinar, el asado es la complicidad de estar muchas horas con el fuego prendido, esa relación casi primitiva que tenemos con las llamas», relata el asador, quien sostiene que el principal error a la hora de hacer una parrilla es «la ansiedad».

AMOR POR LA PARRILLA

El amor de Manito por organizar parrilladas para familiares y amigos comenzó dos décadas atrás, antes de que su destreza alcanzara cierta notoriedad que llevó a que sus seres queridos lo arrastraran a dedicarse a cocinar asados en grandes eventos.

Tiempo después fundó ‘Un Asador’ -un emprendimiento de catering de parrillas donde trabaja junto a otras 17 personas-.

Conocer los productos, tener clara la técnica que se va a utilizar y armar un plan para saber a dónde se quiere llegar es uno de los secretos de Manito a la hora de poner manos a la obra.

Y aunque en el Río de la Plata cualquier día es bueno para prender el fuego, el asador sostiene que el mejor día para organizar un asado es el sábado por el mediodía. No obstante aclara que para ello se debe comenzar el proceso sobre las 9.00 de la mañana acompañado por un mate y algún aperitivo.

Por otro lado, consultado sobre lo que implica el vegetarianismo y el veganismo tantos en esas reuniones como en los eventos en los que trabaja, Manito apunta que, lejos de afectar a la tradición parrillera, estos supusieron un «complemento» para los asados.

«Cuando tengo en un evento a gente vegana, lejos de generarme un problema, me da una oportunidad de salir de lo estructurado, de mostrar cómo de bien manejamos las verduras», subraya el asador.

En el libro hay recetas en las que aparecen las patatas, la cebolla, el morrón, el choclo, las berenjenas, los champiñones, el tomate e incluso las peras y la piña.

ENTRE EL ASADO Y LAS ANÉCDOTAS

A lo largo de su trayectoria rodeado de brasas, Manito vivió de todo: desde cocinar él solo para 120 personas hasta cocinar con condiciones climáticas adversas, aunque recuerda especialmente el día del nacimiento de su hijo menor.

«Teníamos una cesárea programada, pero el día que yo tenía un evento grande agendado se adelantó todo. Mi hijo nació a las 7 de la mañana y yo a las 9 estaba cocinando sin dormir», cuenta entre risas.

Es que el asado y las anécdotas van de la mano y las historias que de este surgen se extienden por los años.

«Cualquier grupo de amigos de esta región tiene cuentos de asados de hace tiempo», dice Manito, quien reivindica que «la calidad y la pasión» son claves en la parrilla del Río de la Plata.

«Los rioplatenses somos conocidos mundialmente por el fútbol y por el asado, a las dos cosas les dedicamos muchísima pasión», resalta el asador, al tiempo que no olvida que allí nadie compra una casa sin primero preguntar si esta tiene una parrilla. EFE

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