En el marco de una situación de enlentecimiento general de la economía y a pocos días de vencer el plazo (30 agosto) en que el Ejecutivo remita al Parlamento la Rendición de Cuentas y el Presupuesto Quinquenal de Gastos, los sindicatos de la educación pública, realizaron varios paros a nivel nacional y departamental.
La Coordinadora de Sindicatos de la Enseñanza del Uruguay (C.S.E.U.), que agrupa a Maestros, Profesores y Funcionarios no docentes, levanta una plataforma con dos reclamos bien claros: 1) salario de $ 30.000 para un docente con 20 hs. semanales y 2) realización de obras de infraestructura en escuelas, liceos y UTUs que permitan adecuadas condiciones físicas para educadores y educandos.
Hasta el momento, las partes están lejos de acordar. La propuesta del CODICEN en materia salarial ofrece $ 25.000 para un docente de Grado 1 (20 horas), pero recién a partir de 2019, argumentando que las remuneraciones han tenido un incremento porcentual en la última década y que en un marco de enlentecimiento, hay que cuidar el déficit público.
En cuanto a las obras de infraestructura, no hay nada concreto, más allá de continuar con las refacciones a los locales más afectados y construir un número no especificados de nuevos liceos o escuelas (en la Administración Mujica solo se levantaron 9 liceos de 39 proyectados).
Dirigentes de la filial departamental de FENAPES, Colonia Oeste, han venido denunciando desde el comienzo de este año lectivo 2015 el mal estado de varios liceos.
Por ejemplo, el gimnasio del liceo Nro. 1 de Carmelo, nunca fue terminado, y sus 800 alumnos no tienen lugar para hacer gimnasia si llueve; en N. Palmira hace años se reclama otro local que no sea insalubre por la cercanía con el molino; en Tarariras (600 alumnos) hay un solo baño; en Colonia del Sacramento se necesita un tercer liceo en el Barrio El General, etc.
Es evidente que los bajos salarios obligan a los docentes a tomar muchas horas (hasta 48 o más) en varios centros a la vez, lo cual rebaja la calidad de su labor y perjudica el aprendizaje.
Naturalmente, estos no son los únicos problemas de la educación pública en el Uruguay, pero sí los más urgentes.