A falta de nueve meses para las elecciones presidenciales en Argentina, en el tablero político prima la incertidumbre sobre quiénes serán los candidatos en carrera, una definición en la que buena parte tallará la marcha de la complicada economía argentina.
La danza de nombres de posibles aspirantes a conducir el país desde diciembre y por un plazo de cuatro años no cesa, pero el escenario sí o sí tendrá que esclarecerse para junio, cuando deberán inscribirse los precandidatos que competirán en las primarias de agosto, en las que se definirá quiénes podrán presentarse en las presidenciales de octubre.
«Se va a mantener esta indefinición por un tiempo relativamente prolongado hasta que alguien juegue con algún factor sorpresa en alguno de los espacios», dice a EFE el analista político Jorge Arias, de la consultora Polilat.
Mientras el presidente argentino, Alberto Fernández, coquetea con la posibilidad de ir por la reelección, los dos principales actores políticos de Argentina, la vicepresidenta Cristina Fernández y el exmandatario Mauricio Macri (2015-2019), no confirman ni descartan una eventual candidatura.
Lo que sí está claro es que ambos juegan su carta de poder para imponer quiénes serán los competidores a uno y otro lado del dividido escenario político.
La grieta no solo enfrenta al peronismo gobernante con el mayor frente opositor, Juntos por el Cambio. También se agitan duras pugnas internas en el oficialismo y dentro de la coalición que dominan la Propuesta Republicana (Pro) -liderada por Macri- y la centenaria Unión Cívica Radical (UCR).
Las peleas, de agudizarse, podrían derivar en rupturas de alianzas y mayor fragmentación electoral, obligando a los candidatos principales a buscar apoyos en otros espacios con alguna capacidad para aportarles votos.
Allí están los libertarios, una expresión minoritaria pero en ascenso liderada por el economista Javier Milei, y el peronismo federal, integrado por gobernadores de provincias con fuerte peso electoral, de raigambre peronista, muy críticos hacia el kirchnerismo y desencantados con Alberto Fernández.
FUERTES INTERNAS
«No hay concreción en ninguno de los lados, porque tanto el oficialismo como la oposición están disputando internas que son cada vez más fuertes», declara a EFE Esteban Regueira, director de Clivajes Consultores.
El consultor recuerda que la división en el oficialismo, entre el sector afín a la vicepresidenta y el alineado con el presidente, quedó en evidencia tras el revés electoral en las legislativas de 2021 y se profundizó con las tensiones económicas en 2022, que derivaron en el desembarco de Sergio Massa en el Ministerio de Economía.
Massa, un peronista de centro que se perfila como posible candidato, fue parte del Gobierno de Cristina Fernández (2007-2015), del que se fue en disidencia en 2009 para crear su propia fuerza -hoy parte de la coalición gobernante- y competir en las presidenciales de 2015.
«El oficialismo la tiene muy difícil, pero lo beneficia lo que está pasando en la oposición», observa Regueira, quien ve a Macri como un «árbitro» entre la exministra de Seguridad Patricia Bullrich, de derecha, y el alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, más de centro, ambos del Pro y con aspiraciones presidenciales.
«VOTO BOLSILLO» Y EFECTO MESSI
Los analistas coinciden en que el factor económico será preponderante en la decisión de los votantes, en un escenario de elevadísima inflación, caída del salario real, sobresaltos financieros y restricciones varias que las tensiones políticas internas y la grieta entre oficialismo y oposición no hacen más que ayudar a profundizar.
Según Regueira, hay una amplia «capa de votantes del medio» que normalmente vota en función de su situación económica, por lo que «hoy lo económico va incluso por encima de la grieta», y por eso cree que los discursos polarizados deberían virar a «tender puentes».
Arias también apunta que «hay una especie de cansancio social con la polarización».
«En el inconsciente colectivo, el triunfo de la selección argentina en Qatar 2022 marcó el camino de que cuando todos trabajamos juntos y cuando quien está en el banco no se pelea con el titular parece ser una buena fórmula. Se ha recreado una especie de imaginario colectivo, que empieza a aparecer en las encuestas, de un hastío con la polarización», sostuvo.
Ambos analistas coinciden en que, desde esta perspectiva, candidatos más de centro y con un discurso más moderado, como Rodríguez Larreta y Massa, podrían tener mejores posibilidades en la carrera electoral, aunque este último, además, tendrá que «domar» en estos meses el «potro salvaje» de la inflación.
EFE