Por Àlex Gutiérrez Páez
Descifrar la mente de los niños para plantearles desafíos que alimenten su hambre de conocimiento es el pan de cada día de Gonzalo Frasca, un desarrollador de videojuegos uruguayo cuyos métodos innovadores de aprendizaje han llegado a escuelas de Finlandia, Noruega y Francia.
Trabajó desarrollando juegos para empresas como Disney, Pixar y Warner Bros, y ahora crea juegos para el aprendizaje de las matemáticas, donde aporta su granito de arena para promover una enseñanza basada en el juego, los desafíos y la diversión.
«Uno es conservador con el aprender jugando porque piensa que la letra con sangre entra, pero los mamíferos aprendemos jugando», cuenta Frasca en una entrevista con EFE.
Asegura que el juego «no es una cosa hippie que se quiere imponer», sino una forma de darnos cuenta de que «los humanos, como cuando somos niños, aprendemos las cosas más difíciles -como socializar, explorar o aprender idiomas- jugando».
«No es cubrir de chocolate el brócoli para que se lo coma el niño, sino entender realmente cuáles son sus deseos», añade quien fue el responsable del desarrollo de videojuegos de Cartoon Network Latinoamérica en el pasado.
LOS PAÍSES NÓRDICOS COMO ESPEJO
En 2017 fundó DragonBox School, un estudio de pedagogía noruego que crea videojuegos de aprendizaje de matemáticas que forma parte de la también noruega Kahoot, plataforma conocida por sus variopintos cuestionarios digitales repletos de colores, gráficos y su objetivo de aprender jugando en grupo.
«Trabajar en los países nórdicos es distinto al resto del mundo porque hay un tema cultural de poner al niño y sus necesidades en el centro, no está tan centrado en la burocracia», detalla el también catedrático de Videojuegos de la Universidad ORT de Montevideo.
Especifica que el presupuesto para los libros de matemáticas en Noruega es diez veces superior al de Francia y, aunque es consciente de que la innovación pedagógica es «muy cara», anima a reflexionar sobre los beneficios de «invertir en los niños».
«A todas las tecnologías educativas les pedimos que funcionen, que está bien, pero luego no pedimos evidencia a todo lo que estamos usando, que sabemos que no funciona y que seguimos usando por inercia», subraya Frasca.
Cuenta que, a diferencia de los países del norte de Europa, lo sorprendieron las respuestas de algunos de los docentes con los que coincide durante sus viajes por Latinoamérica y España ante sus estrategias de enseñanza.
«Nos preguntaban si nuestros materiales eran para escuelas públicas o privadas, y eso es descorazonador porque hay una idea de que quizás la innovación no es para todos los niños, y todos tienen el mismo derecho de aprender de una forma sana y divertida», lamenta el experto en videojuegos.
SUPERAR LA FOBIA A LAS MATEMÁTICAS
Frasca insiste en que la mayoría de los métodos educativos actuales generan «una fobia que se adquiere incluso inconscientemente con las matemáticas», y que, en ese sentido, los juegos las convierten en «un espacio seguro, desafiante y divertido».
Algo así vivió en Noruega, donde los libros de matemáticas no están a la venta al público, sino que el estado los compra.
Una vez, una madre contactó con DragonBox School porque su hijo había perdido uno de sus cuadernos y no los encontraba por ninguna parte, así que la empresa les proporcionó otro.
«Nos dijo que no sabía qué pasó con los libros, pero sospechaba que el vecinito se los robó porque estaban demasiado buenos», recuerda el catedrático.
«En mi tumba quiero que haya un mensaje que diga que escribimos un libro de matemáticas por el que los niños están dispuestos a cometer crímenes», bromea.
EFE
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