Por Alejandro Prieto
Los paseos en bicicleta por la Rambla y las tardes de lluvia en la Ciudad Vieja son algunas de las escenas de El Montevideano, la serie de portadas estilo The New Yorker que el dibujante uruguayo Alfonso Rosso ideó «espontáneamente» y que pronto dará pie a una revista cultural.
Pensado simplemente para actualizar un porfolio profesional de ilustración luego de un tiempo alejado de ese hacer creativo: así surge el proyecto que, como cuenta en una entrevista con EFE su creador, ganó tanta popularidad que, tras la obtención de un fondo, volverá transformado en ediciones de una publicación física.
EL MONTEVIDEANO
Si bien dibujó «toda la vida», fue recién en 2010 que este uruguayo de 35 años recibido de una carrera de diseño industrial decidió dedicarse a la ilustración y comenzó a trabajar sobre todo para agencias de publicidad o diseño con encargos puntuales.
Sin haber definido un estilo de dibujos que sintiera como propio, pues, dice, lo adaptaba a lo que requería cada trabajo, Rosso comenzó a trabajar para una empresa de videojuegos.
Cinco años después, en 2022, dejó la compañía y fue en el intento de generar un portfolio de dibujos nuevo que le permitiera decir «este es el estilo que yo hago» que dio con el disparador de El Montevideano.
Como había cursado en Barcelona un posgrado en ilustración seguía en Instagram a uno de los docentes y vio que subió una ilustración con el titular «The Barcelonian» que tenía un estilo muy parecido al de las portadas de la revista estadounidense The New Yorker.
«Empecé a averiguar y descubrí que había varias ciudades que hacían este proyecto, como si fueran las tapas del New Yorker pero de diferentes ciudades y dije ‘¿por qué no hacer la de Montevideo?’ y así surgió el proyecto», explica.
POSTALES ESPONTÁNEAS
Las ideas detrás de cada una de las postales que, delineadas con el lápiz de su tableta digital, quiso hacer para cada mes del año surgieron como algo «muy espontáneo» para Rosso, a quien se le ocurrieron casi todas una noche en que recorrió varios kilómetros de la capital en bicicleta.
«La primera la tenía como bastante pensada ya de mucho tiempo porque salgo bastante a andar en bici por la Rambla (paseo marítimo) y además tengo un hijo que ahora va a cumplir dos años y siempre tenía la idea de ir con él en la bici, entonces esa imagen la tenía grabada», cuenta.
Las demás, dice, fueron tomando forma en ese viaje nocturno, a lo que, al tiempo que pedaleaba, anotaba en su teléfono cada idea, si bien los personajes sí los fue definiendo luego.
«Que febrero fuera carnaval era medio lógico y después imágenes más grises en invierno», apunta en alusión a las demás, en las que aparecen representados personajes de la ciudad, como las vedettes que bailan candombe en carnaval, y sitios icónicos como el Teatro Solís, la atracción infantil «Gusano loco» del Parque Rodó o el «Rosedal» del Prado.
A lo que asegura que casi todas tienen «algo bastante personal», Rosso confiesa que sus favoritas son tres, la primera, la que homenajea a los típicos bares montevideanos y la de una calle que hizo para marzo, que recrea la fachada de su casa de la infancia.
Por otro lado, devela que, inspirado en una de sus influencias, el caricaturista Al Hirschfeld, quien escondía en sus dibujos el nombre de su hija Nina, escondió en las portadas un «Salva», el sobrenombre de su hijo de dos años, un detalle con el que animó a jugar a sus seguidores.
DE PORTADAS A REVISTAS
Aunque, pese a los pedidos de continuidad de los fanáticos, quien cuenta ya con más de 5000 seguidores en Instagram -donde difunde sus proyectos- decidió cerrar la serie el pasado diciembre, adelanta a EFE una novedad recién confirmada, a raíz de la obtención del público Fondo de Incentivo Cultural concretará, con colaboradores, la revista El Montevideano.
«Es un proyecto que todavía está muy verde pero la idea es hacer la revista de la ciudad y meterle un montón de artículos sobre cultura, arte, cine, música, todo lo que pueda representar a la ciudad», detalla, a lo que espera que la publicación «se pueda mostrar y llevar al exterior».
La propuesta que consiguió la financiación del Ministerio de Educación y Cultura, puntualiza, fue ideada en conjunto con la productora cultural BMR y cuenta ya con un equipo inicial con editores, fotógrafo y diseñador.
A lo que ve con buenos ojos esa nueva etapa, Rosso remarca todavía que no esperaba la repercusión que tuvo su intento de renovar el portafolio.
«La gente me empezó a pedir las láminas impresas para colgar en sus casas o para regalarle a amigos y después hice un calendario, ahora hice un puzzle», dice sonriente desde su estudio el montevideano que creó con sus trazos El Montevideano.
EFE
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