¿Cuáles son sus expectativas? ¿Qué sienten al buscar trabajo? ¿Qué falta por desarrollar?
Estas son algunas de las preguntas que Fundación Forge, organización sin fines de lucro que lleva más de 15 años creando puentes entre los jóvenes y su primer trabajo formal, se hizo sobre la situación del empleo juvenil en América Latina.
Para entender la mirada de los jóvenes sobre el mercado laboral se aplicó una encuesta a más de 2.000 jóvenes que realizaron el programa de capacitación gratuito de la Fundación Forge de Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Colombia, Ecuador y México. El objetivo estuvo puesto en conocer sus perspectivas para generar propuestas de acompañamiento más efectivas que permitan transformar las desigualdades sociales que atraviesa la región.
El estudio reveló que estos jóvenes, de entre 18 y 25 años, perciben una alta exigencia del mercado al momento de buscar su primer empleo. Consideran que el ingreso es difícil principalmente por el requisito de contar con experiencia previa, lo que muchas veces trae como consecuencia que para iniciar sus trayectorias laborales acepten propuestas de trabajo informales.
En un contexto donde 1 de cada 5 jóvenes del continente es calificado como ni-ni (ni estudia ni trabaja), Forge buscó comprender cuáles son los principales factores que influyen desde su perspectiva en la inserción laboral, para contribuir a desarmar el estigma que suele tener este grupo social. Para la juventud, acceder a un primer empleo no solo es difícil, sino que tampoco existen muchas oportunidades que se ajusten a las posibilidades de un sector que aún no cuenta con experiencia previa en el mercado laboral.
El prejuicio de su apariencia física es uno de los factores determinantes que consideran les impide conseguir un primer trabajo. En el caso de Uruguay, el 51% señala que la apariencia física es lo más importante para conseguir un empleo. Le siguen tener hijos o personas a cargo (el 40%), el hecho de ser mujer (25%), su lugar de residencia (15%) y por último su nombre o apellido (10%).
Sin embargo, existe un grado de optimismo en estos grupos: en Latinoamérica más del 60% considera que el estudio y la capacitación permiten conseguir empleos mejores pagos y reconoce que el esfuerzo es clave para acceder a un trabajo de mejor calidad. Por otra parte, los y las jóvenes que participaron del estudio tienen una gran motivación por insertarse laboralmente: ven en el empleo una oportunidad para desarrollarse como personas y para consolidar un proyecto vital propio.
Con respecto a sus habilidades, estos jóvenes piensan que necesitan aprender a tener confianza en sí mismos para salir adelante a buscar oportunidades. De hecho, inseguridad, ansiedad y nerviosismo son tres sensaciones que los encuestados manifestaron vivir principalmente en las situaciones de entrevista laboral.
Otras destrezas que creen que deben desarrollar son el poder lidiar con la frustración y con emociones difíciles para que no afecten su salud mental en el trabajo; mejorar la comunicación y la resolución de problemas; como alcanzar metas y trabajar bajo presión sin estresarse; aprender a trabajar con otras personas; saber cómo negociar sus sueldos y decir que no a ciertas actividades priorizando cumplir con sus compromisos; además de contar con más estudios o conocimientos formales para trabajar y acceder a mejores posiciones, entre otras
cuestiones.