Lo cultural, lo social y lo económico son las tres claves para entender la arquitectura sustentable, la disciplina que va mucho más allá del uso de tecnologías innovadoras en Uruguay.
La arquitectura “tradicional” -que emplea materiales cómo el ladrillo, la cerámica y el hormigón armado-, puede ser sustentable si contempla los requisitos necesarios. También puede suceder a la inversa y que un material como la madera, que por definición es un recurso renovable, no sea sustentable.
Así lo explicaron a EFE Alicia Picción, actual directora de la Carrera de Arquitectura de la Universidad de la República, y Laura Bozzo, directora interina del Instituto de Tecnologías y responsable del equipo de Evaluación de Programas y Tecnologías para la Vivienda Social.
“Se tendría que ver los criterios de sustentabilidad: qué cantidad de áreas hay plantadas, qué población vive ahí y qué significa sustituir una pradera natural por un monocultivo.” explicó Picción.
En Uruguay se construye vivienda en madera promovida por el Estado en los departamentos de Rivera, Salto y Tacuarembó. Para construir, el material debe ser adaptado en cuanto a su aislación térmica y sonora.
Consultadas sobre la gestión del agua en la vivienda, las arquitectas opinaron que hay un “desfase” entre las reglamentaciones municipales y lo investigado por la academia y plantearon que se ha avanzado “mucho más” en la gestión de las inundaciones que en la del propio recurso.
Por ejemplo, no está permitido en Montevideo realizar instalaciones que usen agua secundaria para cisternas o tratamiento de efluentes, lo que lleva a que siempre se utilice agua potable para estas actividades que, en esencia, no la requieren.
El país enfrenta desde hace semanas problemas en el abastecimiento de agua potable en su capital.
Esto se debe a la escasez de agua dulce en el Río Santa Lucía y sus embalses, lo que llevó a la Administración Nacional de las Obras Sanitarias del Estado (OSE) a tomar agua de otras fuentes.
LA LANA, ¿UN NUEVO ALIADO PARA LA VIVIENDA SUSTENTABLE?
Además de tejer mantas y abrigos, la lana podría configurar una solución sustentable y de bajo costo para la aislación tanto acústica como térmica de viviendas, salones y otros recintos.
La idea, tal y cómo lo planteó a EFE Nicolás Pérez del Castillo, director de Tops Fray Marcos -una de las principales exportadoras de tops de lana uruguayas-, es destinar lana para la construcción de la misma manera que hoy se utiliza para fabricar textiles.
El proyecto está aún en etapas iniciales y cuenta con la participación del LATU (Laboratorio Tecnológico del Uruguay, la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MVOT).
Uruguay es uno de los cuatro polos textiles a nivel global y uno de los diez mayores exportadores de lana lavada, sucia y de tops de lana en el mundo.
Si bien la idea surge de una coyuntura particular en el mercado de exportación, que ayuda a que los precios de la lana estén en “bajos históricos”, Pérez del Castillo sostuvo que este uso de la lana es posible.
Para lograr el filtro aislante, se utilizarían las lanas “más cortas” y de “peor calidad” -por lo tanto, de menor precio-, para abaratar el material y así venderlo a un precio competitivo frente a los rollos de lana de vidrio, de roca, o de PET.
Por otra parte -y cómo se logrará es un aspecto que está aún a estudio-, la lana, al tratarse de un material orgánico, debe someterse a una serie de tratamientos para protegerla de daños a largo plazo, como que el material se deteriore por ataques de insectos.
“La lana como material es sustentable en cuanto a cómo se produce, a su biodegradabilidad. Estamos compitiendo con otras alternativas que requieren mucha más agua para su producción, y con derivados del petróleo”, concluyó.
Así, Uruguay da sus primeros pasos en la búsqueda de una solución a lo tradicional y apunta al futuro cercano en el ámbito de la arquitectura sustentable.
EFE
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