La escuela rural N° 83 de paraje Reducto, departamento de Colonia, ahora se llama Alfonso Pou y Orfila, homenajeando así a un referente local que a principios del siglo XX instaló una escuela en su casa, y luego donó un terreno para la construcción de la primera escuela pública de la zona. El evento de nominación de la escuela, el viernes 12 de mayo, contó con la presencia del presidente de la República, pariente directo de Pou y Orfila.
El acto de nominación de la escuela, contó, además, con la presencia de varios familiares de don Alfonso Pou y Orfila, además del presidente. Se trata de una escuela de apenas tres alumnos, que concurren diariamente al centro escolar para formarse. Varios participantes de la reunión que hicieron uso de la palabra, destacaron la mancomunión de la escuela con la comunidad, más allá del magro alumnado.
“Detrás de este centro educativo hay una historia, una historia muy importante para la localidad del Reducto. Es una escuela de tres alumnos. Pero siempre tenemos que apostar a que la escuela rural tome la iniciativa del progreso. Y es así que donde haya uno o dos niños, estaremos apoyando siempre a la escuela rural”, dijo la directora general interina de Educación Inicial y Primaria, magister Olga de las Heras.
El informe de la comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Diputados ahondó en las cualidades humanitarias de Pou y Orfila (1878-1946), para legitimar que una escuela coloniense lleve su nombre. Allí decía: “Alfonso Pou y Orfila fue un referente reconocido por su rectitud, honestidad y generosidad, especialmente para los más necesitados. Contribuyó decisivamente a la instalación de la primera escuela en su domicilio y a la fundación de la escuela rural N° 63 de paraje Reducto del departamento de Colonia”.
Pues bien, De las Heras enfatizó ese costado virtuoso del homenajeado: “Nos llena de orgullo que haya personas en la historia del Uruguay que piensen en la educación haciendo, apostando, con la generosidad de donar un terreno, de tener una escuela, sea donde sea y como sea. Hoy tenemos una hermosa escuela con hermosos niños, así sean tres. Hermosos niños que trabajan en lo que es el agrupamiento rural Haciendo Caminos”, dijo, en referencia a la sumatoria de las escuelas N°13, 47, 60, 73, 79 y 83, que trabajan junto a la N°63.
La inspectora departamental de Colonia, Sandra García, dijo, en tanto, que más allá del trámite administrativo de nominar una escuela, “elegir y proponer el nombre para una escuela es un acto de amor”. “La escuela es, ha sido y será un lugar de referencia para la comunidad y adjudicarle un nombre significa que, a partir de ese momento, así se la identificará y será reconocida así por todos. Por eso tenemos que elegir el mejor nombre, aquel que representa a la escuela y a los valores ideales que promueven en esa aula, día a día. Así sucedió aquí”, sostuvo García.
Por su parte, la maestra directora de la escuela, Eugenia Martínez Figueredo, fue generosa en agradecimientos, sobre todo, a Ricardo y Rosario Pou, ambos nietos de Pou y Orfila. “Si bien personalmente he dedicado algunos años de mi corta labor en comunidades rurales, es el primer año en el Reducto, donde me encontré con una institución cargada de anécdotas, historias muy particulares e ideales y valores para destacar”, dijo.
“Aquellos que formaron parte de todo el proceso y logros alcanzados en los últimos años demostraron en cada encuentro la satisfacción y amor que sienten por un centro que es, sin duda, parte importante de su vida”, agregó la maestra directora. “En el vecindario, don Alfonso se ganó el respeto y la admiración. (Era un) hombre de consulta, abierto a todas las inquietudes y solidario”.
La fiesta, los alumnos y el presidente
Con la atenta mirada del presidente de la República -visiblemente emocionado al encontrar a su abuelo en una vieja foto color sepia-, la fiesta contó con una danza de salón de alumnos de las escuelas N°13 y 60, luego actuó el grupo de danzas “Alegrías de mi pago”, conformado por ex alumnos y vecinos de la localidad, quienes bailaron un gato y una chacarera; y todos los alumnos de las escuelas presentes entonaron la canción a la escuela rural, con letra de Miguel Soler. Finalmente, se descubrió una placa con la fecha que inmortalizará a la escuela con el nombre de Alfonso Pou y Orfila.
Los tres niños que concurren de lunes a viernes a la escuelita fueron famosos por un rato e hicieron declaraciones a la prensa. En los tres, el factor común fueron los nervios.
“Estoy muy nerviosa por el acto, y me gustó que venga el presidente. Lo conocí y me agradó mucho. ¿Qué es lo que me gusta hacer acá? Jugar, trabajar en inglés”, dijo la niña Raysa Borges, de 4° grado, de 9 años.
Valentino Bermúdez, de 10 años, está en 5° grado. Con rostro serio, como si fuera a salir en los noticieros de todo el país, expresó su sentir: “Lo que más me gusta hacer es matemáticas, inglés y leer. Y lo que más me gusta de acá es aprender. Estoy nervioso y asustado, pero acá estoy. Al presidente ya lo había visto, pero nunca le hablé de frente como hoy”.
“Hoy tuvimos este acto que me gustó mucho”, compartió Sol Martínez, de 11 años y de 5° grado. “Estoy un poco nerviosa y un poco cansada también, porque soy hija de la maestra directora y la ayudo siempre. Sentí nervios porque había mucha gente”, añadió.
El presidente, por su parte, aclaró que Alfonso era hermano de su bisabuelo, Juan Agustín (admitió haber aprendido en ese acto que su bisabuelo Juan tenía un segundo nombre: Agustín). Lacalle Pou volvió a hacer referencia a que sólo tres alumnos asisten a la escuela. “Eso habla de la vocación de enseñar. No sólo enseñar destrezas, enseñar materias, es mucho más que eso. Es formar individuos, formar seres humanos. Y en este mundo tan cambiante, la formación es cada vez más compleja, pero seguramente sea más linda y con más oportunidades”, señaló.
“Cada uno de los tres chicos de la escuela son lo más importante que tenemos. La vida es de a uno, la enseñanza es de a uno, no importa si son 10, 100 o miles. Es cada persona, cada individualidad, y así se forma una comunidad. Siempre que vamos a un centro educativo, es algo lindo, pero cuando vamos a una escuela rural las historias son increíbles. Las historias de los alumnos, de la familia de los alumnos, de los docentes y de todo el personal de la escuela. En ese sentido, quiero agradecerles de corazón porque hacen mucho para hacer un gran país. Un gran país lo hacen sus ciudadanos, sus individuos”, concluyó.
La maestra directora, Eugenia Martínez, valoró la jornada como “preciosa y emotiva”. “Desde que asumí el cargo en febrero empezamos a preparar este día. Más allá de lo protocolar, fue muy emotivo. Vinieron otras escuelas rurales a acompañarnos, y llegaron familiares de Alfonso desde Maldonado, Montevideo y de acá de Colonia. Para ellos y para los ex alumnos, seguro que también fue una jornada muy especial”, valoró.
Vía: ANEP