Por Javier Castro Bugarín
Una marea de aficionados uruguayos tiñó este jueves de celeste las calles de la capital bonaerense de La Plata, en donde la selección suramericana se enfrentará contra Israel por un lugar en la ansiada final del Mundial sub-20.
En las horas previas al inicio del encuentro, los alrededores del Estadio Único Diego Armando Maradona aparecían repletos de cientos de hinchas uruguayos, embargados por la emoción de poder clasificarse para su primera final en este certamen desde 2013, cuando cayeron por penaltis ante Francia.
De hecho, la expectación entre los celestes provocó un récord de venta de pasajes en los últimos días, hasta el punto de que entre miércoles y jueves era casi imposible encontrar un lugar en los barcos que, diariamente, cruzan el Río de La Plata desde Uruguay con destino a Buenos Aires.
Gonzalo Álvarez, de 48 años, es uno de los miles de hinchas uruguayos que viajó desde su país, concretamente desde Cardona, para presenciar la primera semifinal de esta Copa del Mundo, un partido en el que, afirma, «hay que tratar de competir y no bajar los brazos hasta el último minuto».
«Es la primera vez que venimos a este estadio y venimos con toda la buena vibra. Esperemos que los chicos se comporten como lo vienen haciendo, que tengamos un muy buen partido y podamos avanzar a la final. Nosotros vivimos muy a pleno el fútbol uruguayo y lo llevamos en la sangre», asevera Álvarez a EFE.
Tampoco faltaron los uruguayos que, como Rubén Saglio y su familia, viven en Argentina y se acercaron a La Plata, a unos 50 kilómetros de Buenos Aires, para alentar de cerca a los suyos.
«Vivimos acá cerquita y aprovechamos que vino el Mundial para ver la mayor cantidad de partidos posible», manifiesta Saglio, quien ya compró las entradas para la final del próximo domingo, puesto que «el Mundial se vive una sola vez».
ENGANCHADOS A LA SELECCIÓN
Desde su debut con goleada ante Irak (4-0), la selección dirigida por Marcelo Broli ha pasado por varios momentos delicados durante el torneo, como la derrota ante Inglaterra -único partido en que ha quejado goles- o las victorias por la mínima ante Túnez y Gambia.
Esa «garra charrúa», de siempre dar un poco más cuando el físico languidece y las fuerzas se evaporan, ha enamorado a los aficionados uruguayos, como es el caso de Gonzalo Medina, quien viajó desde Buenos Aires para apoyar a los juveniles.
«(La selección) viene muy bien, viene afianzada, lo que pasa es que todos los partidos son diferentes. Es una instancia final y hay que ganar», subraya a EFE Medina.
Una selección uruguaya que, además, cuenta con varios jóvenes prometedores entre sus filas, como Fabricio Díaz, un ‘5’ con gran visión de juego; o Franco González, ese ’10’ habilidoso capaz de marcar la diferencia en tres cuartos de cancha.
«Es saber que tenemos detrás una generación que sigue a Suárez, Cavani y Forlán», resume Andrés Artía, que viajó en compañía de dos amigos desde Paysandú, municipio situado en la frontera oeste de Uruguay con Argentina.
¿LA GRAN FAVORITA?
Sobre el papel, Uruguay parte como favorita para llevarse este partido, aunque tiene motivos para no confiarse en exceso: Broli tan sólo podrá contar con 16 futbolistas de campo, debido a la suspensión de Luciano Rodríguez y la lesión de Mateo Ponte.
A última hora entraron en la lista los también lesionados Andrés Ferrari, quien podría entrar como suplente, y Mathías Abaldo, quien se sentará pero no podrá jugar.
Asimismo, Israel ya dio la campanada en su último partido de cuartos de final ante Brasil, imponiéndose al combinado suramericano por 3-2 en la prórroga y avanzando hacia una instancia en la que jamás se había encontrado, por lo que no tiene nada que perder.
«Uruguay siempre tiene esos ingredientes que, cuando más difícil se nos pone, siempre nos florece el corazón, la sangre, y vamos contra todo, no nos importa nada y ponemos lo que hay que poner», asegura Álvarez, reconociendo la importancia de jugar esta semifinal «con un poquito de cabeza, porque todo no se puede».
Medio año después del batacazo de la selección absoluta en el Mundial de Qatar 2022, donde Uruguay no superó la fase de grupos, los juveniles buscarán la final de un torneo que nunca antes han conquistado: tras quedar subcampeón en las ediciones de 1997 y 2013, ¿a la tercera irá la vencida?
«Después de lo que pasó en Catar y después de lo que pasó en 2011 en Argentina (Copa América, que ganó Uruguay), nos da ilusión que podamos repetirlo, esta vez con las inferiores», sentencia Gonzalo Medina antes de enfilar una de las cuestas que da acceso al estadio de La Plata.
EFE