Por Santiago Carbone
La Plata (Argentina), 11 jun (EFE).- Mina Tomoda es la más oriental de los seguidores que la selección de Uruguay tendrá este domingo en La Plata para ver la final del Mundial de fútbol sub-20 en La Plata, en la que la Celeste podría alzarse con su primer título en este torneo.
Es de Japón y, siendo una niña, se enamoró del fútbol uruguayo viendo a los equipos que viajaban a Tokio para disputar la extinta Copa Intercontinental, un trofeo que enfrentaba al campeón de la Copa Libertadores y al ganador de la entonces Copa de Europa -hoy Liga de Campeones-.
Así lo cuenta a EFE durante una entrevista en La Plata en la que se encuentra acompañada por su mate y su termo, los complementos habituales de cualquier uruguayo de pro.
En ella relata cuenta que esta no es la primera vez que viaja para alentar a Uruguay y recuerda que lo hizo en el Mundial sub-17 de 2013. En esa oportunidad, la Celeste llegó hasta los cuartos de final y fue eliminada por Nigeria.
También recuerda que miró algún partido del equipo sudamericano en Corea-Japón 2002, el certamen que marcó la vuelta de Uruguay a una Copa del Mundo luego de 12 años de ausencia.
UN AMOR QUE NACIÓ DURANTE SU INFANCIA
«Cuando era niña, Peñarol y Nacional vinieron a Japón. Por primera vez vi a los uruguayos y era muy emocionante. Tuvieron mucha pasión y me gustó mucho», cuenta la fanática, quien viste un kimono celeste.
A diferencia de los que sucedía con otros países, Uruguay no era conocido para los niños japoneses y a ella le interesó mucho ese país.
Entre 1980 y 2004 la Copa Intercontinental se jugó de manera ininterrumpida en el país asiático. Nacional disputó allí dos finales, al tiempo que Peñarol jugó otras dos.
Mina también cuenta que en 1985 la selección mayor viajó a Japón y recuerda eso como un hecho «muy emocionante» para ella. La Celeste se enfrentó ante el local el 26 de mayo de ese año en un encuentro que finalizó con victoria por 1-4 de los sudamericanos con dos anotaciones de Carlos Aguilera y dos de Jorge Da Silva.
EL MATE COMO UNA COMPAÑÍA
Mina dialoga con EFE mientras sobre una pequeña mesa están apoyados su mate y su termo. Consultada sobre esto, indica que su yerba favorita no se consigue en Japón y que por eso debe consumir otra.
Por otra parte, habla sobre su kimono celeste -ese que la acompaña a los estadios- y subraya que fue hecho con cariño.
Interrogada sobre lo que le dicen en Japón por esa pasión que tiene por Uruguay, ella responde entre risas: «Me dicen loquita».
Durante este viaje a Argentina para presenciar el Mundial, la fanática aprovechó para viajar a Montevideo y allí acudió al estadio Campeón del Siglo, propiedad de Peñarol, para observar un juego del equipo aurinegro. Esa fue su quinta vez en el país sudamericano.
Y pronto llegará la sexta, porque cuando finalice el Mundial sub-20 cruzará de nuevo el Río de la Plata para ver el estreno de Marcelo Bielsa con la selección absoluta en un amistoso ante Nicaragua.
Mientras tanto, Mina seguirá apoyando al equipo juvenil, que este domingo disputará la final en el Estadio Único Diego Armando Maradona, de La Plata.
Y también seguirá compartiendo material en su cuenta de Twitter en la que aclara que más del 80 % de sus seguidores son uruguayos y en la que tiene una foto de portada en la rambla de Montevideo, el paseo costero sobre el Río de la Plata, uno de los lugares más concurridos por sus ciudadanos y por los turistas que visitan la ciudad.
También una descripción en la que remarca que alienta «a todos los deportistas uruguayos».
Los uruguayos son conocidos como ‘los orientales’, por algo tan sencillo como la ubicación de su país: es la república situada al este del río Uruguay. Quién iba a decirles que precisamente del más Lejano Oriente llegaría una hincha tan particular que, tras alentar en distintos juegos del torneo, también lo hará en la final con la ilusión de que la Celeste se lleve la Copa.
EFE
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