Los tambores y el tango se vuelven ópera para homenajear a Lágrima Ríos

Bailarines del Sodre bailan tango durante un ensayo de la ópera "La Perla Negra", el 22 de junio de 2023, EFE/ Alejandro Prieto

Por Alejandro Prieto

Una sucesión de tangos y candombes cargada de ritmo y con varios homenajes bajo la manga transforma en ópera la historia de vida de «la Perla Negra», apodo por el que fue conocida la cantante popular afrouruguaya Lágrima Ríos (1924-2006).

El repicar abrazador de los tambores legado por los africanos que llegaron esclavizados al actual Uruguay en el siglo XVII y el imponente sonido del bandoneón, esencia del tango, son sonidos tan familiares como disfrutados en esta nación rioplatense.

UNA ÓPERA A PURO RITMO

Sin embargo, como asegura en diálogo con EFE el director artístico y musical del Coro Nacional del Sodre uruguayo, Esteban Louise, «no hay muchos antecedentes» de óperas con estos ritmos en «una sucesión de tangos y de candombes» como la que define a «La Perla Negra».

Esto es lo que, según su director musical, hace de esta ópera uruguaya basada en la música de la compositora Beatriz Lockhart y el guion de Raúl ‘Ciruja’ Montero, una obra «muy desafiante» pero también «muy linda» a disfrutar durante su estreno y única función este viernes en el Auditorio Nacional de Uruguay.

«La música es una maravilla. Yo creo que muchas de estas canciones van a quedar después en el en el imaginario colectivo con el pasaje de los años porque realmente es un descubrimiento muy lindo; estos tangos, estos candombes, la fusión de bandoneón, piano, contrabajo, cuerda de tambores, violín con los solistas», expresa.

Es que, dice Louise, al ser «un estreno absoluto» tiene tanto el «desafío» como el «encontrarse con la partitura» para acompañar las escenas de lo que si bien puede ser considerado un musical fue concebido por Lockhart -fallecida en 2015-, en formato ópera, con obertura y arias.

LA PERLA NEGRA

Nacida en Durazno, al centro del país, en 1924, Lida Melba Benavídez entró en 1945 al trío del compositor de tango Alberto Mastra y, como contó luego, le dieron a elegir entre Armonía o Lágrima, a lo que ella contestó la segunda «porque las lágrimas no siempre son de tristeza».

Ya en 1972, la cantante de tango, un género con una raíz negra, el «tangó», que, señaló en una entrevista con 76 años, llegó a ver bailar en los carnavales de su infancia, publicó el disco «La Perla Negra del Tango», un hito más en una profusa carrera ahora transformada en ópera.

«Es una mujer que estuvo en el Caribe, estuvo en Estados Unidos, actuó en La Sorbonne, en Europa, en Japón, o sea, es mucho y a su vez una mujer afro también, da mucho orgullo», resume la actriz e intérprete Ángela Álves, a quien la propuesta de encarnarla dejó «muy emocionada».

«No tengo la ambición de algo exacto sino de, a partir de mí, de mi humanidad, de mi talento tanto en el canto como en la actuación, la danza, ponerle un poco de piel a su cuerpo», subraya quien acota no querer «emular» un canto lírico que tienen otros del elenco.

En una puesta en la que sonarán no solo los demás cantantes, Álvaro Godiño, Gerardo Marandino, Stephanie Holm, Alicia Costa y Damián Trinidad, sino también los tambores del conjunto Valores de Ansina, hasta la visual esconde un homenaje, pues el pintor Carlos Páez Vilaró (1923-2014), amigo de Ríos, también estará presente.

Así lo destaca su hija Agó Páez, quien se encargó de la dirección de arte, escenografía y vestuario con la inspiración de «todo» lo que Páez Vilaró, conocido por sus escenas de carnaval, le transmitió de su vida en el conventillo -vecindad- Medio Mundo de Montevideo y en África, donde vivió por años.

«Me inspiré más en símbolos y en colores de tintura de lienzo, algo muy sobrio y a la vez muy fino, eligiendo colores diferentes en la paleta, tiñendo esos lienzos con símbolos referidos a toda una cultura ancestral», acota sobre los diseños en blanco y negro que verán los espectadores en sombrillas o abanicos.

CONFRONTAR EL RACISMO

Para Álves interpretar el personaje de Ríos, a quien conoció en persona y recuerda «como una dama de buen trato y también muy coqueta, con sus uñas rojas y su cabello siempre muy peinado», implicó dar con episodios de discriminación que la sorprendieron en una estrella consagrada y que, lamenta, persisten.

«(El racismo) es una práctica que no tiene ni siquiera sentido, es producto de la sinrazón, porque no existe que una persona se considere superior a otra ¿Por qué? ¿Por qué una persona habría de ser superior?», reflexiona la actriz, quien remarca que «se necesita caer profundamente en conciencia para tener el valor de admitir que existe y después confrontarlo».

Poder abordarlo en una ópera sobre «una mujer de carne y hueso que luchó por sus sueños hasta el final», dice, es una de las cosas que le agradece a la ‘Perla Negra’.

«Gracias a ella y a este homenaje yo estoy pudiendo tener la visibilidad que tengo (…) y hablar de estas cosas», finaliza quien espera que el público se vaya cambiado de una obra con un «triple homenaje», a Lockhart, Páez Vilaró y Lagrima Ríos.

EFE

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