La inflación en Argentina aminora su paso, aunque a tasas aún muy elevadas

Fotografía de archivo de empleados de un supermercado que organizan productos en los estantes, en Buenos Aires (Argentina). EFE/Juan Ignacio Roncoroni

Por Natalia Kidd

Buenos Aires, 13 jul (EFE).- La inflación en Argentina logró en junio aminorar su paso por segundo mes consecutivo, aunque aún crece a tasas interanuales que superan los tres dígitos y se encamina a cerrar este año electoral con el mayor índice de las últimas tres décadas.

Según informó este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos, el índice de precios al consumidor se situó en junio en el 115,6 % interanual.

En comparación con mayo pasado, la inflación avanzó un 6 %, evidenciando, por segundo mes consecutivo, una leve moderación respecto a las tasas mensuales del 8,4 % de abril y del 7,6 % en el quinto mes del año.

Para Martín Calveira, economista investigador del IAE Business School, «si bien el dato de inflación de junio muestra una desaceleración respecto de los niveles que se registran desde marzo, sigue constituyendo un nivel de variación mensual alto», producto de «un abordaje ineficaz» y «excesos monetarios».

Los mayores aumentos de precios en el sexto mes del año se registraron en servicios de comunicaciones (10,5 %), salud (8,6 %) y gastos de vivienda (8,1 %).

La moderación mensual respecto a mayo fue gracias a menores aumentos en alimentos y bebidas, que subieron 4,1 %, muy por debajo de las tasas de incremento de los meses previos.

FUERTE INERCIA

Más allá de estos factores que incidieron sobre los precios en junio, Argentina vive un proceso de inercia inflacionaria, con tasas mensuales no menores al 5 % desde diciembre último e índices interanuales superiores a los tres dígitos desde febrero pasado.

«Partiendo de una inercia que se ha ido consolidando en pisos más altos, el proceso inflacionario sigue siendo inestable frente a la ausencia de anclas, la distorsión de precios relativos y la falta de confianza para coordinar expectativas en medio de la incertidumbre propia de la transición electoral», apuntó la consultora Ecolatina en un informe.

Según Calveira, es «prácticamente imposible» arribar a un «sendero desinflacionario persistente sin programa, sin anclas, sin disminución de la financiación al Tesoro, y en un año electoral».

«La dinámica inflacionaria actual no sólo se deriva de excesos monetarios pasados por asistencia al sector público para financiar el déficit operativo, sino por comportamientos inerciales ante la ausencia de medidas concretas en un contexto de tensiones políticas», señaló el economista.

PRECIOS Y VOTOS

Los más recientes pronósticos privados que recaba mensualmente el Banco Central apuntan a que la inflación será este año del 142,4 %, desde un alza del 94,8 % en 2022.

De cumplirse ese pronóstico, sería la tasa de inflación más alta registrada en Argentina desde la hiperinflación de 1989-1990, un fantasma que pesa, y mucho, en una Argentina que se apresta a celebrar elecciones primarias en agosto y comicios presidenciales en octubre.

De acuerdo con la última edición del Monitor de Humor Social y Político que elaboran mensualmente las consultoras D’Alessio IROL y Berensztein, la evaluación de la situación económica es negativa (76 % considera que está peor o mucho peor que en 2022) y la inflación y la incertidumbre económica permanecen como las principales preocupaciones, relegando a un tercer lugar la inseguridad por hechos de delincuencia.

Con este «humor» irán los argentinos a las urnas, sin que de momento ninguno de los candidatos ofrezca ideas claras y precisas sobre cómo piensan lograr una contundente desescalada de la inflación.

EFE

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