Por Elio García |
Fue un antropólogo francés Marc Augé quien creó el concepto de «no-lugar» para referirse a los lugares de transitoriedad que no tienen suficiente importancia para ser considerados como «lugares».
Hoy voy a escribir sobre los Barracones de Montes del Plata y con ella mi opinión particular. Para nada pretende ser una verdad absoluta, lo aclaro para no herir susceptibilidades.
Mi trabajo como periodista me dio la posibilidad en conocer a su constructor, hablar con el mismo, concurrir el día de la inauguración y acompañar todo ese proceso que le dio vida a ese lugar.
¿Qué es eso? ¿Para qué se construyó?
Todos hablamos de los barracones pero nadie dice lo obvio. Que eso fue construido con un solo sentido, para una población concreta, con un perfil bien definido, en un momento histórico determinado que se inició, se desarrolló y cumplió su ciclo.
Nadie dice que ese ciclo terminó y que toda esa infraestructura quedó obsoleta, porque fue creada, diseñada, organizada y pensada para una sola realidad. Para albergar determinado número de obreros que estaban construyendo una planta concreta, (Montes del Plata) dentro de una realidad social, económica, en un período histórico determinado e incluso en condiciones psicológicas bien caracterizadas y definidas. Personal transitorio, no residente en Carmelo, trabajando en la construcción durante un período de tiempo delimitado y consensuado.
Soñar no cuesta nada
«Alguien» en la Intendencia de Colonia, imaginó que eso se podía heredar. A esta altura no importa quien fue esa mente brillante. Pero alguien lo pidió y vio allí la posibilidad «gratuita» de quedarse con un bien sin tener mucha idea para qué, cómo y por qué adueñarse de esa infraestructura.
No hubo estudios de proyectos, no se tuvo en cuenta el costo de mantener una infraestructura de ese tamaño. Nada de eso se pensó al tomarlo para sí. Se analizaron técnicamente escenarios posibles luego de construido y con eso ya heredado.
Después vinieron los opinólogos y los ideólogos y ahora vivimos en la etapa más dolorosa: la realidad. Enfrentarse a «esa cosa» y ver qué hacemos con ella.
Todos los escenarios posibles van a tener su costo. Y se ha instalado una opinión en la gente que todo es un negocio y es una locura el precio en desarmar y armar ese entramado.
Quienes piensan así están profundamente equivocados. Ya hace algunos años, cuando se negociaba el traspaso de Montes del Plata a la Intendencia de Colonia averigüé y publiqué las cifras del costo en desarmar y armar toda esa estructura.
Los números que diversos actores de primer nivel me pasaron superaban ampliamente el millón y medio de dólares americanos.
Parece que estos datos nunca llegaron a la administración del Dr. Carlos Moreira, aún hoy se prepara para averiguar los costos. Cosa sorprendente en una persona de la experiencia y nivel que tiene Moreira en su trayectoria política.
Sale un barracón con fritas
Eliminarlo totalmente tiene su costo millonario. Desmontarlo parcialmente tiene su costo millonario. Transformarlo en un lugar de servicios tiene su costo millonario.
Pero además todo esto generaría una burocracia que hoy día es imposible que lo pueda absorber el Municipio de Carmelo.
A ver, el Municipio de Carmelo no está hoy en condiciones de levantar la poda de la ciudad ¿y vamos a debatir que gestione cuatro barracones, o dos, en forma permanente? ¿Quién le pagará el sueldo al encargado?, ¿cuánto personal de limpieza se necesita?, ¿cuidadores?, ¿mantenimiento?.
Pregunten a un director de una escuela cómo financia el funcionamiento de la misma.
Hay discusiones que el sentido común la responden en un solo instante. Pero vemos como, principalmente desde el sector político hay unanimidades.
Nadie ve la realidad. Nadie dice ni mu, ni siquiera la oposición, sobre la retirada de servicios básicos que se viene produciendo, por diversos motivos, en el mantenimiento de la infraestructura urbana, en ciudades y carreteras, al día de hoy. Vean el estado de la ciudades señores. Vean las calles. El manejo de los residuos.
Y queremos tener un establecimiento modelo en los Barracones de Montes del Plata. Los mismos que desactivamos un baño público porque no teníamos personal para atenderlo. Sucedió aquí, en Carmelo en Playa Seré.
Chernobyl
La solución menos costosa en términos de dinero, es la más cara en términos políticos y de imagen. Me gusta inventar conceptos: Le llamo la solución «Chernobyl».
Abandonarla. Sería un escándalo, una vergüenza, el monumento a la inoperancia. Estoy de acuerdo con ustedes. Pero es el escenario menos costoso.
Al igual que Pripyat, la ciudad abandonada en Ucrania, los carmelitanos tendríamos ese «no lugar» vacío de todo.
Dicen que las autoridades ambientales no permiten esa hipótesis. A esta altura los Barracones de Montes del Plata representan la inoperancia de los gobiernos locales, el desinterés del gobierno nacional y la improvisación de todos nosotros, que hablamos, presentamos propuestas, aseguramos cosas sin el menor rigor científico.
Y sin embargo insistimos: -¿Y si hacemos allí «algo»?