Por Elio García
En una zona privilegiada de Carmelo, se erige el Hotel Casino Carmelo, un majestuoso edificio que alguna vez fue el orgullo de la región. Hoy, este icónico hotel se yergue como un sombrío recordatorio de promesas incumplidas y sueños rotos. Las palabras de las autoridades gubernamentales, en su mayoría, han resultado ser tan efímeras como el humo de un cigarro.
En diciembre de 2020, se nos anunció con entusiasmo que este monumento a la decadencia sería objeto de una licitación internacional, como si fuera el faro que guiaría la inversión extranjera hacia la pequeña ciudad de Carmelo.
Posteriormente y en forma reiterada se nos prometió que «está al salir», «el mes que viene», «dentro de tres meses». Pero, en realidad, estos plazos se volvieron fugaces como las estaciones del año, y el hotel se quedó atrás en el calendario, mientras el tiempo y la negligencia hacían estragos en su estructura.
La razón dada para la inacción del gobierno fue el supuesto interés internacional abrumador por participar en la licitación. Se nos dijo que las puertas de este lugar serían abiertas de par en par para atraer a inversores de todo el mundo. Sin embargo, la realidad muestra un edificio en estado deplorable, con ventanas rotas, muros descascarados y un aire de abandono que se cierne sobre él.
La historia del Hotel Casino Carmelo se ha convertido en un cuento triste de promesas vacías y proyectos estancados. La retórica se ha vuelto un arma de doble filo, utilizada para mantener a raya las preguntas incómodas y las críticas justificadas. Pero es hora de desentrañar la verdad y dejar al descubierto la farsa que ha sido este proceso.
¿Dónde están los inversores internacionales que supuestamente estaban ansiosos por ser parte de este proyecto? ¿Dónde están las acciones concretas que respalden esas palabras? La respuesta parece esfumarse en el aire, como una promesa vacía.
Este no es un artículo para señalar dedos o culpar a una sola entidad. Es un llamado a la responsabilidad, a la transparencia y a la honestidad. El Hotel Casino Carmelo merece una segunda vida, y la comunidad de Carmelo merece respuestas.
El tiempo no espera, y la paciencia de la gente tiene un límite. Es hora de que las autoridades se enfrenten a la realidad, dejen de lado las palabras vacías y tomen medidas concretas para restaurar la gloria perdida de este emblemático hotel. La comunidad de Carmelo merece algo mejor que un sueño incumplido y un edificio en ruinas.
Esperamos que esta nota llegue a la inteligencia de aquellos que tienen el poder de cambiar esta situación. La verdad y la acción son las únicas soluciones que necesitamos. El Hotel Casino Carmelo merece un futuro mejor, y es hora de que el gobierno cumpla con su palabra y haga que eso suceda.
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