Por Alejandro Prieto
Montevideo, 29 sep (EFE).- Al ritmo de música pop y alzando pañuelos con los colores del arcoíris, miles de personas marcharon por la capital de Uruguay para celebrar su orgullo y reivindicar sus derechos en la trigésima Marcha por la Diversidad del país.
Apenas sonaron las primeras notas de los ya clásicos hits musicales que las diferentes «chatas» o camionetas con DJs ponen a todo volumen a su paso por la Avenida del Libertador, la multitud cantó eufórica y dio comienzo a otra edición de una de las movilizaciones más populares del país.
Con un recorrido desde la céntrica plaza Eduardo Fabini hasta la Plaza Primero de Mayo, ubicada frente al Palacio Legislativo, la multitudinaria marcha estuvo precedida de un conjunto de actividades que, en el marco de una feria temática, tuvo actuaciones musicales, charlas y testeo gratuito de sífilis y VIH en su punto de salud.
Contra la impunidad y el saqueo
Titulada «Basta de impunidad y saqueo de derechos», la consigna de esta edición, según explica a EFE la vocera de la Coordinadora de la Marcha por la Diversidad Daniela Buquet, se basó en dos hechos «importantes» que marcaron 2023.
Por un lado, con «basta de impunidad», los colectivos LGBTIQ+ de Uruguay se sumaron a la conmemoración tras 50 años del golpe de Estado que dio pie a la dictadura cívico-militar (1973-1985) y reclamaron que «hay mucha impunidad por parte del Estado en el no cumplimiento de los derechos» del colectivo.
Con la afirmación «saqueo de derechos», por otro lado, hicieron suyo el lema «No es sequía, es saqueo» del movimiento de protesta por la crisis hídrica que afectó a la capital por meses.
«Estamos en un constante riesgo, todo el tiempo tenemos que estar en alerta teniendo que perseguir al Estado para poder lograr que se cumplan efectivamente los derechos y ni siquiera sucede», resalta así la vocera.
Es que, según Buquet, si bien no hay acciones contundentes en contra de normas a favor de los colectivos consagradas, como la Ley Integral para personas Trans, aprobada en 2018, el Gobierno del centroderechista Luis Lacalle Pou no destina recursos para asegurar su cumplimiento.
«Ir para atrás es sencillo, ni siquiera hay que derogar una ley, es simplemente no ponerle voluntad, no ponerle presupuesto. El fascismo viene creciendo a nivel mundial, viene ganando en distintos espacios», reflexiona quien apunta que incluso Estados Unidos sufrió un embate con la anulación de la insigne sentencia Roe vs. Wade, que garantizaba el derecho al aborto.
Ver a los jóvenes tomar la posta
Con unos aretes parecidos a los típicos chirimbolos que decoran los árboles de Navidad y que, en alusión a su color, bromea con que están «recubiertas por moco», la drag queen uruguaya Dulce Polly, revela a EFE que su primera marchando por el orgullo fue en la segunda que hubo en la historia del país.
«Empecé marchando en el año 1994, en la segunda marcha, cuando iba del obelisco (de los Constituyentes de 1830) a la Universidad (de la República). Éramos 200 y nos puteaban, nos decían ‘putos de mierda’, ‘maricones’, de todo», rememora.
Preguntada así sobre por qué aún marcha en el día que ya se cumplen 30 años de la primera Marcha de la comunidad LGBTIQ+ que en lugar de en septiembre, como es cada año, fue por el Día Internacional del Orgullo LGBT -conmemorativo de los Disturbios de Stonewall de 1969-, Dulce Polly, de larga trayectoria en el ámbito del teatro de comedia del país, se emociona.
«Marcho en el día de hoy para ver. Realmente estoy emocionado porque hace 30 años de aquella primera marcha y veo pila de (mucha) gente joven. Cuando hacíamos esas marchas no era para ese momento porque nos cagaban a palos -daban golpes-, había bullying (acoso) y discriminación a morir y ahora ver (marchando) gente tan chiquita (emociona)», expresa.
Aceptar más y salir a hablar
«La situación más compleja la vive la población trans», enfatiza Buquet, para quien es esta la que a diario sufre discriminación en todos los ámbitos, incluso aquellos en que a raíz de la ley Trans -ya por cinco años vigente- hay medidas previstas: salud y enseñanza.
Según la vocera, mientras en los centros de salud «se siguen negando a dar los medicamentos» y «la violencia es constante en la negación de la identidad», en la enseñanza «es nula la formación a docentes sobre diversidad sexual» y la reforma educativa del Gobierno busca «sacar o reducir» asignaturas clave para este debate.
Para la joven DJ trans Adele, que participa desde uno de los escenarios móviles, lo que falta en el país es tolerancia, pues, dice «se tiene que aceptar más» las distintas identidades.
Según Matías, un varón trans de 18 años que al marchar muestra sin miedo las cicatrices de sus mastectomías, también es clave que quien se sienta distinto pueda «salir a hablar».
«Tienen que salir a hablar y decir cómo se sienten, cómo son y empezar a hacer todo lo que quieran hacer», subraya.
EFE