Por Alejandro Prieto
Montevideo, 14 oct (EFE).- La «diversidad» de la producción artística que durante más de medio siglo desarrolló el uruguayo Carlos Páez Vilaró (1923-2009) es puesta en valor en una muestra que aprovecha su centenario para ofrecer una visión «más completa» de su figura.
Sin necesidad de presentación alguna más que la que dan los vivos colores y el trazo de pincel con que se delinean sus soles, animales o figuras carnavalescas, Páez Vilaró es, para el curador Manuel Neves, un «personaje único» en la historia del arte uruguayo.
Es que, según el responsable de la exposición «Fantasías africanas», con la cual desde el Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV) el país suramericano homenajea al artista antes del 1 de noviembre, cuando cumpliría 100 años, su figura es de aquellas que dejan una honda huella en la cultura de una nación.
«Es el artista más popular de Uruguay y su popularidad trasciende el espacio de las artes visuales», remarca Neves a lo que detalla que para la muestra antológica se reunieron 50 obras que abarcan «todas las décadas» de una producción que comenzó en los años 50 y siguió hasta su muerte.
África, presencia constante
A lo que enfatiza que el artista «experimentó con todo», desde la pintura al óleo o la cerámica hasta el uso de materiales poco comunes como el «asfalkote», una emulsión asfáltica, para dar textura a sus obras, Neves destaca que el «hilo conductor» de su producción fue un constante interés por la cultura africana.
«Hay formas y elementos (en sus obras) que se repiten y están vinculadas con una cierta visualidad de la cultura africana, por ejemplo (la) de los fetiches, las máscaras o ese color tierra que uno puede ver por el tema del barro», señala.
Sobre ese vínculo, acota que incluso se dejaba ver en sus comienzos, cuando sus obras denotaban que estaba «mirando» a artistas como Pedro Figari (1861-1938), conocido como «el pintor de candombes» por retratar muchas escenas de la comunidad afrouruguaya como las «llamadas de tambores» del carnaval.
A partir de allí, dice, «lo primero que hace» es viajar a África, algo que, acota, «pocos artistas han hecho» y a lo que dedicó «muchísimo tiempo» antes de volver al papel o al lienzo con otra mirada.
«Eso va evolucionando y se va haciendo más personal (…), hay elementos que ya tienen un lenguaje que es propio; hay toda una serie en los años 80 que se llama ‘Fetiches’. El fetiche es un elemento de la religiosidad o el ritual africano del que él hace versiones», explica.
Por otro lado, a lo que recalca que es «simplista» señalar una influencia del español Pablo Picasso (1881-1973) en su obra, pues «los dos estuvieron influenciados por el arte africano» y eso explica su afinidad, Neves dice que Páez Vilaró sí encontró en las cerámicas del malagueño una inspiración para también explorar esa técnica.
Más que soles
Autor del mural «Raíces de la Paz», que en 1960 pintó en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington D.C. y que con 162 metros de largo fue considerado en ese momento «el más largo del mundo», Páez Vilaró, fue, según Neves, «uno de los muralistas más importantes» de Uruguay.
A lo que señala que, además de en América, hizo diversos murales en África y Oceanía que, acota, no están en la exposición más que mediante un trozo de uno que fue destruido y de fotografías, el curador subraya que la muestra busca mostrar las facetas menos conocidas del artista que muchos conocen por sus icónicos soles.
Así, si bien reconoce que Páez Vilaró es también muy recordado por su «escultura habitable» Casapueblo, que, inspirada en África y asentada en la localidad de Punta Ballena, a unos 13 kilómetros de la turística Punta del Este, tiene museo-taller y restaurante y abre al público justo «hasta la puesta de sol», el curador entiende que esa faceta no es todo el artista.
«Esa idea del sol y el culto a lo solar está vinculada también con África y con el Mediterráneo (pero) (…) lo que buscamos con esta exposición es (…) que la gente tenga una visión más completa de su producción artística, que no quede solamente definida por Casapueblo, por las pinturas de los soles o por el carnaval», redondea.
EFE