Por Manuel Fuentes
Buenos Aires, 23 oct (EFE).- Sergio Massa, ganador de la primera vuelta de las elecciones presidenciales argentinas, ha logrado revertir una situación adversa y, contra todo pronóstico, situarse casi siete puntos por delante de Javier Milei, el candidato sorpresa de las primarias de agosto, cuya arrolladora irrupción en la política se ha topado de frente con un renovada versión del peronismo: el massismo.
Éstas son las claves del éxito del ministro de Economía y candidato oficialista:
El voto peronista
La aglutinación del voto del peronismo, la fuerza política creada hace casi ocho décadas por el general Juan Domingo Perón y que hasta hoy sigue gravitando sobre el sistema político argentino. El camaleonismo político de Massa le ha permitido distanciarse del kirchnerismo en el momento más oportuno para sus intereses electorales.
Enfrente, La Libertad Avanza, el partido de Javier Milei, no está consolidado en las provincias y carece de suficiente representación en el Congreso de la Nación para implementar un programa electoral.
El conurbano sigue siendo peronista
El freno a la fuga de votos peronistas en el conurbano de la provincia de Buenos Aires, donde Milei había conseguido reunir cinco millones de votos en las PASO (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias). Massa puso a trabajar para su causa a los gobernadores peronistas, los mismos que le doblaron la mano a Cristina Fernández de Kirchner cuando intentó imponer como su candidato presidencial a un poco carismático Eduardo ‘Wado’ de Pedro.
Sin gas
Milei perdió la efervescencia dialéctica disruptiva que inicialmente le granjeó el apoyo transversal de sectores sociales frustrados por la situación del país.
Por el contrario, aplicó una definición política ultraderechista con la que no comulga buena parte de su electorado primigenio. Las propuestas más radicales del hiperventilado candidato libertario generaron el temor de muchos votantes.
Una oposición titubeante
Los titubeos de la candidata de Juntos por el Cambio (centroderecha), Patricia Bullrich, y el ninguneo que le hizo a su contrincante interno, el cofundador del Pro (Propuesta Republicana) Horacio Rodríguez Larreta, cuyo electorado se identifica con un centro o centroderecha que, teóricamente al menos, está próxima al Frente Renovador, el partido de Sergio Massa.
De hecho, el actual alcalde de Buenos Aires y el ministro de Economía son amigos, por lo que no sería descartable alguna cercanía entre ambos en el «gobierno de unidad nacional» que propugna Massa.
El «plan platita»
Un amplio abanico de medidas sociales dirigidas en las últimas semanas a los jubilados, los trabajadores por cuenta propia y las familias más humildes, un plan orquestado desde su privilegiado puesto de ministro de Economía sin un presidente de la República a quien rendir cuentas de la gestión, toda vez que Alberto Fernández hace tiempo que le entregó las llaves de la gestión política y económica de Argentina.
La oposición criticó que Massa actuara como ministro de día y candidato de noche.
Las PASO no son las presidenciales
En las elecciones PASO los ciudadanos no escogen personas para ejercer cargos, sino para que representen como candidatos a una determinada fuerza política que cuenta con varios aspirantes, aunque este no fuera el caso de La Libertad Avanza. Muchos electores se lo pensaron dos veces antes de entregarle a Javier Milei el bastón presidencial.
El miedo al vacío
Finalmente, los argentinos que este domingo acudieron a las urnas para elegir al presidente de la República en un dramático escenario económico y social dominado por un comportamiento político emocional sintieron miedo de saltar al vacío y optaron mayoritariamente por depositar su confianza en opciones políticas conocidas.
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