Buenos Aires, 30 oct (EFE).- En plena campaña electoral previa al balotaje del 19 de noviembre, Argentina mantiene vivo este lunes un conflicto por la falta de combustible, que durante el fin de semana generó filas interminables de automóviles en gasolineras y que el Ejecutivo resolvió con importación y un ultimátum a las petroleras.
El aumento de demanda generado por el último fin de semana largo (12 al 16 de octubre) y el miedo a una eventual devaluación tras las elecciones del 22 de octubre, que finalmente no se concretó, provocaron una escasez de combustible que llevó al Ejecutivo, por un lado, a importar varios barcos para garantizar el suministro y, por otro, a dar un ultimátum a las compañías.
Argentina decidió la importación de diez barcos con combustibles el pasado viernes, de los que dos se concretaron este sábado para, según explicó la Secretaría de Energía -dependiente del Ministerio de Economía-, paliar la escasez del hidrocarburo.
Según la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha), en ese momento se inició «la fase logística de su correspondiente distribución», por lo que se espera que la «situación tenderá a solucionarse progresivamente en los próximos días».
Por su parte, el ministro de Economía y candidato oficialista a la Presidencia, Sergio Massa, lanzó un ultimátum a las compañías: «Si el martes a las 12 de la noche (03.00 GMT) no está resuelto el abastecimiento, desde el miércoles no van a poder sacar un solo barco de exportación. El petróleo es primero para los argentinos».
En apoyo a este ultimátum, el Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa, que reúne a trabajadores petroleros de la cuenca de Vaca Muerta, convocó a un paro para el miércoles porque, argumentan, las compañías «están incumpliendo la Ley 17.319 que propugna el autoabastecimiento y permite exportar los saldos con importantes beneficios».
«Es un sinsentido que de manera permanente se hable de récords de producción y al mismo tiempo no haya naftas (gasolinas)», continuó el comunicado.
En el ambiente preelectoral con vistas a la segunda vuelta que enfrentará el 19 de noviembre a Massa con el ultraliberal Javier Milei, la oposición se mostró muy crítica con la situación y no faltaron mensajes y videos en redes sociales denunciando la escasez de combustible.
Tanto el aspirante libertario como la excandidata de Juntos por el Cambio (centroderecha), Patricia Bullrich, ahora aliada suya con vistas al balotaje, publicaron en sus cuentas de X (antes Twitter) mensajes en los que se veían filas de ciudadanos esperando para repostar.
Mañana vence el acuerdo cerrado entre el titular del Palacio de Hacienda y las petroleras, anunciado el 17 de agosto, tras las elecciones primarias (13 de agosto), para que el aumento del 12,5 % impuesto en ese momento en los combustibles por las compañías fuera el único hasta después de las generales (22 de octubre).
El pasado viernes, la secretaria de Energía, Flavia Royon, se reunió con las principales operadoras de combustibles del país -YPF, Trafigura, Panamerican Energy (PAE) y Raízen- y con los gremios de las estaciones de servicio.
Las petroleras recordaron que Argentina tiene «un parque refinador que alcanza para producir más del 80 % de la demanda doméstica de naftas y diésel» y el resto «se importa, en mayor o menor medida, al ritmo de la actividad agrícola».
Las estaciones de servicio de múltiples zonas de Argentina no pueden atender el aumento de la demanda, debido a la distorsión de precios locales -el Gobierno permite aumentos por debajo de la inflación y la devaluación de la moneda-, la falta de divisas para importar el líquido faltante y la exportación hormiga a los residentes de los países limítrofes.
Además de los automovilistas, las mayores patronales agropecuarias de Argentina denunciaron los problemas en el abastecimiento de combustibles advirtiendo de que esto afectará la producción del sector, que este año sufrió ya un fuerte golpe por la sequía.