Por Alejandro Prieto
Montevideo, 2 nov (EFE).- En el centenario de la uruguaya que, con un lenguaje «intelectual», «popular», «universal» y «personal» transformado en poesía, ganó en 2018 el Premio Cervantes, su país de origen repasa «palabra por palabra» la vida y obra de Ida Vitale.
Acobijada por un muro de plantas en el que el verde es salpicado por el violeta de unas flores silvestres, mira a la cámara mientras la cabeza del gato negro de ojos amarillos que lleva en brazos le tapa la sonrisa.
Así registrada por una lente fotográfica, la poeta a la que miles verán este jueves en el cine cuando en Montevideo, Buenos Aires, Ciudad de México, Madrid y Juzbado se proyecte el documental «Ida Vitale» ilustra la portada de un libro especial.
Palabra por palabra
Se trata de «Palabra por palabra, el mundo se hace mundo», el libro con el cual, en su cumpleaños número 100, la editorial uruguaya Estuario editora rinde homenaje a la poeta, docente, crítica y traductora considerada «una de las más destacadas voces de la literatura uruguaya».
Como detalla su sinopsis, lo hace con un repaso por su vida y obra «a modo de antología», con textos en verso y en prosa édita «que se suman a inéditos dispersos, de diferentes procedencias y épocas».
«Corta la vida o larga, todo / lo que vivimos se reduce / a un gris residuo de la memoria», versa el poema «Residua», que, para una vida larga como la de su autora, parece reconfirmar la importancia del volumen que, haciéndole frente a ese gris residual, registra este y otros poemas en su apartado de «obra publicada».
Pasan por sus páginas también la narración del día en que en la casa familiar de Vitale «llovieron ranas», la explicación en una de sus conferencias en Madrid de por qué la obra de arte «nace siempre por cesárea» o la carta de 1972 en que Julio Cortázar le dijo «gracias por ser vos, por tu poesía ceñida y necesaria».
Intercaladas a lo largo del libro de 312 páginas, en el que hay registro de «artículos dispersos», «conferencias y discursos» o «epistolario», están las fotografías que, sean antiguas o recientes, acompañan el recorrido vital de Vitale.
De las más nuevas están las de Manuela Aldabe para la Galería del Premio Cervantes y las de la cineasta María Arrillaga, nieta de Carlos Maggi -uno de los amigos y compañeros de generación de la poeta- y directora del documental cuya proyección esta tarde en la Cinemateca Uruguaya enmarcará el festejo público de la autora en Montevideo.
Discreta, sin estruendo
Única sobreviviente del grupo de escritores uruguayos que posó junto al español Juan Ramón Jiménez para una foto durante su visita a Montevideo en agosto de 1948 -luego bautizado como generación del 45-, Vitale publicó su primer poema con 19 años en una revista llamada Hiperión.
Así lo recoge la cronología biobibliográfica del volumen que se presenta también en el evento en la Cinemateca Uruguaya, elaborada por el profesor e investigador uruguayo Pablo Rocca, quien explica a EFE que Vitale «fue construyendo su poesía con paciencia y prescindencia de todo estruendo y de casi todo encasillamiento».
Según el docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República, la autora «durante años solo obtuvo obtuvo el reconocimiento de sus pares y de un puñado de lectores».
Rocca acota que agrupar a la variopinta generación de Juan Carlos Onetti, Mario Benedetti, Idea Vilariño y Amanda Berenguer, entre otros, es «un útil y eficaz comodín para entender la política de una serie de grupos literarios que (…) se pusieron de acuerdo aun en el disenso para hacerse del poder artístico en un país movedizo como Uruguay».
Sin embargo, dice, a diferencia de otros, Vitale simpatizó con la Revolución cubana «durante, al menos, la primera década» pero «nunca entendió la poesía como un arma, una herramienta pedagógica o, menos, de adoctrinamiento» y le sentó mejor la «estética de los prismas» planteada por Jorge Luis Borges.
«Se podría decir que la suya siempre fue una poesía que necesitó de la reflexión crítica sobre la función de la palabra más que sobre la función de las palabras en el mundo», resume.
La prosa de la poeta
A semanas de su centenario, la periodista y crítica Alicia Torres acompañó a Vitale en su última presentación pública, la de «Resurrecciones y rescates», un libro que, explica, la poeta publicó en 2019 en México antes de su reciente reedición en Uruguay.
Para Torres este volumen, que reúne textos de distintas épocas en los que Vitale reflexiona sobre diversos autores, destaca por ser parte de la «bastante menos conocida» prosa de una reconocida poeta.
«Ella era una chiquilina y ya escribía sobre la literatura de los otros, hacía reseñas, hacía notas, hacía estudios, hacía análisis, hacía unos ensayos maravillosos», puntualiza sobre una producción tan temprana como profusa, pues Vitale integró periódicos y revistas de Uruguay -Marcha, Clinamen, Jaque- y México -Unomásuno, Vuelta-.
A lo que subraya cómo en «Shakespeare Palace» (2018) riega con «anécdotas divertidas» y un cuidado del lenguaje «estupendo» las memorias de su exilio en México, Torres resalta también «Un invierno equivocado» (1999), un relato infantil dedicado a sus nietos.
«Es muy poético, hay una melodía en las oraciones, el canto de los pájaros, en fin, es un libro precioso y mucha gente no sabe que la ganadora del Premio Cervantes y una de las poetas más importantes de hispanoamérica también escribió un cuento para el público infantil», redondea.
EFE
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