Los alimentos a base de cáñamo llegan a América Latina de la mano de una empresa uruguaya

Fotografía cedida por Goland donde se observa a un trabajador en medio de un campo, en Montevideo (Uruguay). EFE/ Goland

Por Lucía Serrano Redondo

Montevideo, 18 nov (EFE).- Los alimentos a base de semillas de cáñamo, con un alto aporte nutricional y altamente saludables, se producen, industrializan y comercializan en América Latina de la mano de una empresa uruguaya fundada en 2019.

Goland desarrolló una nueva agroindustria en Uruguay que «no solo es innovadora, sino también respetuosa con el medioambiente y de alto impacto en los consumidores finales», afirma el cofundador y CEO de la compañía, Andrés Sosa, en una entrevista con EFE.

Sosa aclara que sus productos son estrictamente nutricionales: «Es un cultivo convencional, no contiene CBD ni THC, por lo que no produce ningún efecto psicoactivo y es totalmente seguro para que lo pueda consumir toda la familia».

Su empresa distribuye alimentos a base de cáñamo en forma de semillas descascaradas, proteína y aceite, aunque ya están trabajando para incorporar a su catálogo hamburguesas, un untable y granolas.

Un superalimento
Sosa explica que los alimentos a base de semillas de cáñamo se consideran un «superalimento» por «su gran aporte de proteínas completas con todos los aminoácidos esenciales y de fibra, junto con fibra, minerales y vitaminas, además de contener Omega 3 y Omega 6 en el ratio ideal para que el cuerpo humano los absorba».

Se denomina «superalimento» a las comidas con un alto contenido en nutrientes beneficiosos para la salud, y suelen ser muy demandados por personas veganas y vegetarianas; sin embargo, el CEO de Goland señala también que sus productos son aptos para celíacos y que su versatilidad lo puede hacer atractivo incluso para personas que sí comen carne.

«Es muy versátil a la hora de emplearlo en todo tipo de preparaciones, tanto cocidas como crudas, dulces o saladas, y se pueda incorporar a la dieta del día a día en desayunos, meriendas, cenas o almuerzos», afirma Sosa.

El aceite de cáñamo se puede usar como uno de oliva, tanto para cocinar como para condimentar ensaladas; la proteína se suele combinar con otros tipos de harina para cocinar panes, pastas o repostería; las semillas, con un sabor similar al de la nuez, se pueden emplear como «topping» en tostadas o batidos.

Proceso de producción vertical
Andrés Sosa destaca que un elemento diferencial de su empresa es la «integración vertical», que no sucede en ninguna otra de la región: «Lo que nos destacó en Latinoamérica es que realizamos todo el proceso en Uruguay, la producción, la industrialización y la comercialización, lo que nos da seguridad en la trazabilidad de toda la cadena del alimento».

Esta producción vertical se ve favorecida por las «óptimas» condiciones climáticas de Uruguay, explica, ya que desde noviembre a marzo, en la época de primavera y verano, el cultivo se desarrolla «muy bien».

Establecerse en el país supuso un desafío, «ya que nunca esta región de Latinoamérica había empleado el cáñamo como grano con el objetivo de hacer alimentos», por lo que fue necesario buscar variedades genéticas de la planta que se adaptaran al clima local.

Cuando Andrés y su socio, Rodrigo Gómez, iniciaron su proyecto, colaboraron con la Universidad Católica del Uruguay y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) para «validar los productos, generar una proteína de cáñamo de calidad y estudiar su viabilidad».

Otros factores que explican su arraigo en Uruguay son la existencia de la infraestructura necesaria para crecer en el área productiva, ya que asegura hay «mucho campo», pero también porque «Uruguay no tiene restricciones en cuanto al área de cultivo del cáñamo», lo que les permite crecer.

Mirar hacia el exterior
Los productos a base de cáñamo de Goland ya tienen una presencia importante en tiendas de alimentación uruguayas y mediante comercio electrónico se envían a todo el país a través de su página web, por lo que Sosa y su socio tienen como objetivo expandirse al exterior.

«Nuestra estrategia de internacionalización ya la estamos llevando a cabo en conjunto con Uruguay XXI, la Cámara de Industrias del Uruguay y la fundación LATU», señala.

El primer paso es ir hacia el resto de la región -Brasil, Chile, Perú y Argentina-, que según Sosa es el desafío más grande, puesto que «todavía hay un desconocimiento por parte de los consumidores sobre los enormes beneficios nutricionales» del cáñamo; luego planean dar un segundo paso internacional hacia Estados Unidos, México y Europa, «donde hay gente que ya lo conoce y lo incorpora a su dieta».

Como CEO de Goland, considera que Uruguay está «muy bien posicionado geográficamente» para las conexiones logísticas necesarias en la exportación de sus productos, pero también posee un gran desarrollo agrícola con productores y recursos naturales que son reconocidos «a nivel mundial».

«En el cáñamo hay una oportunidad enorme, las condiciones productivas industriales y los apoyos gubernamentales están dados para que Uruguay se posicione como uno de los mayores productores del mundo», concluye.

 

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