El sábado pasado, se registró la muerte de un equino en Carmelo, y el domingo se reportó otro en estado crítico. Las autoridades del Ministerio de Ganadería, la Intendencia de Colonia y el Municipio de Carmelo están investigando el caso, según informó Joyce Meyer, Subdirector de Higiene de la Zona Oeste de la Intendencia de Colonia a Carmelo Portal.
Siguiendo la recomendación de la veterinaria del MGAP, el caballo fallecido fue enterrado profundamente. Aunque hasta ayer no se confirmaba que fueran casos de Encefalitis Equina, se tomaron muestras para verificar esta posibilidad.
Contexto sobre la Encefalitis Equina:
Los virus más comunes de encefalitis equina pertenecen a los complejos de Encefalitis Equina del Este (EEE), Encefalitis Equina del Oeste (EEO) y Encefalitis Equina Venezolana (EEV), del género Alphavirus. Estos virus son transmitidos por diversos mosquitos, siendo las aves y roedores sus principales reservorios.
Tanto caballos como seres humanos pueden contagiarse a través de la picadura de mosquitos infectados, desarrollando signos neurológicos. Los equinos son hospederos terminales del virus en el caso de EEE y EEO, actuando como centinelas de la enfermedad. En el caso de la EEV, los equinos pueden amplificar la transmisión del virus.
En Uruguay, se ha detectado genoma de virus de los complejos de EEE y EEV en mosquitos de la especie Culex pipiens, así como evidencia serológica de circulación de virus de los tres complejos en equinos.
Signos clínicos en seres humanos:
Los síntomas, que inician de cuatro a diez días después de la picadura del mosquito infectado, incluyen cefalea febril, meningitis aséptica, y en casos graves, coma, temblores, convulsiones y parálisis. La letalidad puede llegar al 60% en el caso de la EEE.
Medidas para reducir el riesgo de infección:
Usar repelente de insectos que contenga DEET, Picaridin, IR3535, siguiendo las instrucciones en la etiqueta.
Utilizar tabletas termoevaporables en las habitaciones al dormir.
Vestir camisas de manga larga y pantalones largos.
Asegurar mallas mosquiteros en ventanas y puertas.
Eliminar criaderos de mosquitos, vaciando agua acumulada en recipientes.
Cambiar el agua de bebederos al menos dos veces por semana.
Drenar, rellenar o tratar con larvicidas charcos y espejos de agua.
Considerar el control químico de adultos mediante rociado espacial de insecticida con precaución debido a la baja efectividad y alto costo ambiental.