Luego de 23 operaciones y un año y medio en reposo, la argentina Paula Buery, sobreviviente del accidente aéreo ocurrido el 27 de mayo de 2014 en el Río de la Plata, a 10 kilómetros de Carmelo, habla por primera vez sobre la tragedia en una entrevista publicada este sábado por el diario Clarín.
Paula Buery -una de las sobrevivientes de la caída de la avioneta en el Río de la Plata en 2014- la vive como un verdadero milagro y no hay mañana en que no lo sienta así.
“Es que casi no vuelvo a hacerlo nunca más. Estuve un año y medio sin salir de la cama. En un momento se me atrofiaron los músculos. No tenía fuerzas. Dependía para todo de los demás”, dice a Clarín.
“Agradezco haber hecho previamente un laburo espiritual intenso y muchos años de terapia. Fueron herramientas que me prepararon para afrontar lo que me pasó y a transitarlo como lo hice y no de otra manera. Este tipo de actividades ayudan a no aferrarte ni a lo material ni a los sucesos; a seguir avanzando con lo aprendido. Lo considero algo muy importante. Porque, de verdad, mi vida se desarmó”, dice.
Paula tuvo que pasar por 23 operaciones -en cadera, clavícula, columna, en una pierna y los pulmones-, y tener hasta hace siete meses la asistencia de una enfermera.
La sobreviviente explicó a la periodista Luciana Fava que esta situación le sirvió a disfrutar más cada día de la vida: “ Solemos idealizar y pensar que vamos a terminar nuestra vida al lado de quien más queremos. Y de repente pasa algo así y te das cuenta de que eso no siempre se cumple. Por eso, trato de no estar en un lugar por compromiso ni con gente que no quiero. Le doy mucho respeto a mis días y a mi vida. Ya aprendí que son prestados”.
Accidente pudo ser evitado
Paula sostiene que lo sucedido aquí en Carmelo no fue un accidente «La situación se podría haber evitado. Cualquier duda, el que esté interesado puede consultar en los resultados de la junta de investigación de Uruguay Es un sentimiento que va más allá de mi paz. Lo que pasó fue terrible. Desde mi lugar, no tengo más opción que salir adelante. Tengo este pensamiento y le pongo toda la onda que puedo.»
El dolor también ocupa un espacio dentro suyo. Especialmente, por las personas queridas para ella que murieron en el avión –entre ellas, su jefe y amigo. “Siento que hay que honrar ese sentimiento, pero no darle manija. Cuando estoy triste, automáticamente pienso en los buenos momentos vividos”.
La experiencia le cambió su visión de la vida
«Después de estas situaciones ves el mundo desde otro lugar. Ultimamente me imagino todo el tiempo personas corriendo detrás de una bola de dólares, que no pueden alcanzar y que no alcanzarán nunca. Muchos no ven que mientras corren van muriendo los padres, pierden parejas, se alejan de amigos o los sobrinos crecen y ya no les dan ni bola. De verdad, me da pena. Pero, ¿cómo hacés para decirles que la vida pasa por otro lado? Es duro, pero aprendemos con lo que nos pasa. Yo trabajaba muchísimo. No podía estar sin el celular a la vista. Ahora, disfruto de no tener apuros.»
30 días en terapia intensiva
Después del accidente, Paula estuvo internada en Uruguay, hasta que pudo ser trasladada a Buenos Aires. Pasó 30 días en terapia intensiva y un largo tiempo de internación domiciliaria. A fin de ese año tuvo una infección en la cadera que la llevó de nuevo al hospital. La recuperación siguió en la casa de sus papás y en la de la hermana, hasta que en octubre pudo volver a su departamento.
En todo ese tiempo, su familia y amigas más cercanas no la dejaron sola ni un minuto. Recibió una infinidad de palabras de aliento de ex compañeros o vínculos más lejanos y hace muy poco descubrió que mucha gente que no conocía le escribió mensajes privados a su cuenta de Facebook. “Fue increíble la cantidad de gente que estuvo pendiente. Juro que sentí esa fuerza. En un momento, en terapia, sentí que flotaba. Creo que era esa energía que me estaba sosteniendo”, resume sorprendida.
vía: Clarín