Los dueños de taxis con licencia oficial enfrentan un creciente desafío debido al alarmante aumento de taxis ilegales. Estos vehículos no autorizados, conocidos como «taxis truchos», superarían en número a los taxis legalizados, generando preocupaciones en cuanto a regulaciones y contribuciones fiscales.
Durante una inspección rutinaria de taxímetros por el Laboratorio Tecnológico del Uruguay el pasado martes 9, conductores de taxi expresaron su inquietud ante la prensa, denunciando la operación de más de 20 taxis ilegales en comparación con los 12 vehículos regulados en la ciudad. Las taxistas destacaron la falta de aportes a entidades como el Banco de Previsión Social (BPS) y la Dirección General Impositiva (DGI) por parte de estos operadores ilegales.
Además, se cuestiona la inacción de la Intendencia de Colonia, alegando falta de control y seguimiento de estas actividades ilícitas.
Para los taxistas legales la responsabilidad de enfrentar a los taxis irregulares ha recaído injustamente sobre los conductores formales.
Señalaron que muchos de estos taxis ilegales son operados por exconductores de taxi o individuos que anteriormente poseían licencias, lo que les ha permitido mantener una base de clientes, operando fuera del marco legal con vehículos privados.
En el año 2017 los taxistas habían denunciado una situación similar, en aquella oportunidad visibilizando unos diez servicios informales.
Hace siete años uno de ellos nos explicaba una situación que parece sigue vigente, «nuestro sector presta un servicio social muy importante, somos los que no solo trasladamos turistas, también los que llevamos muchas veces a gente humilde que no tiene transporte para ir a una consulta al hospital o al sanatorio, llevamos a jubilados que no pueden trasladarse a diversos lugares. En un taxi en regla, tanto el conductor como el pasajero están asegurados ante cualquier situación, esas cosas parecería que no se tienen en cuenta,» comentaba uno de ellos indignado.